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DE FOTOS ]
VIERNES
28
Como
cada año a finales de mayo se rompe la tranquilidad en
el apacible Parque del Soto mostoleño para acoger toda
una tormenta musical: Se llama Festimad y en su noveno cumpleaños
nos trajo un sabroso cartel, quizás demasiado ecléctico,
persistiendo en su ambición por satisfacer todos los paladares
y ofrecer una muestra significativa de las propuestas más
novedosas del panorama musical.
Unos tempraneros Sobrinus fueron lo más
destacado de las primeras horas de la tarde, estos mostoleños
jugaban en casa y lo demostraron acercando al público los
temas de su último trabajo 13 muecas complicadas. Siempre
es una alegría ver en directo a un trío que desborda
creatividad, que hace que la gente se mueva y que además
deja el palco lleno de muecas asombradas debido al increíble
talento de su bajista.
En esas horas parecía que el festival
estaba vacío, algo que en general no cambió durante
la primera jornada aunque el goteo de gente llegó a colmar
el vaso a eso de las nueve de la tarde. Tras unos The Rasmus tan
esperados como decepcionantes, subía al escenario principal
uno de los platos fuertes dentro de este festival lleno de contrastes.
Patti Smith aparecía con gesto sereno y mirada radiante,
pese a la imborrable huella del paso de los años en su
rostro. En estos días su repertorio cobra aún más
sentido, si cabe, y por eso no podía pasar la oportunidad
de arremeter contra la guerra y contra el gobierno Bush. Además
hubo un agradecimiento especial para el pueblo español,
en sus propias palabras: “España ha sabido demostrar
al mundo que son los gobiernos los que están al servicio
del pueblo y no el pueblo al servicio de los gobernantes".
Momentos especialmente emocionantes con el tema Trampin´,
que da nombre a su último trabajo, y también con
su ya clásico People have the power (la gente tiene el
poder), que la organización del Festimad ha utilizado como
emblema durante esta edición. Aunque Patti Smith tuvo sus
destellos punks y roqueros, la velada fue demasiado íntima
como para maquillar los bostezos del público más
joven y marchoso. Por eso se produjo una desbandada masiva para
ver al prometedor cuarteto australiano alabado por el propio Keith
Richards: Jet llegaba a Madrid con varias canciones en la tele
y más devotos de los que cabría esperar. Y seguro
que se fueron con muchos más, su actuación fue lo
más explosivo de un Festimad que en su primera jornada
tenía un tinte bastante sereno, porque con Patti Smith
y Ben Harper en el escenario principal, no quedaron muy convencidos
aquellos que iban al festival buscando un poco de marcha. Jet
dejó bastante satisfecho nuestro lado más hedonista
y con la sensación además de que estamos ante una
banda de rock sincero con mucho campo por recorrer.
Para
todos aquellos que ya lo conocían Ben Harper fue de lejos
lo mejor del primer día de Festimad, no sólo por
el generoso detalle de hacer un concierto de dos horas (algo tan
excepcional en los festivales como una rana en el desierto), sino
porque sobre el escenario se convierte en un potente conductor
de energía que verdaderamente le ensancha el alma a aquellos
que lo escuchan. Músico-terapia es la palabra y eso ni
tiene precio ni puede ser comparado en modo alguno, el que ha
nacido con el don de trasmitir, trasmite, tanto si te gusta su
música como si no. Además este excepcional chico
californiano esta acompañado por todo unos veteranos artistas:
The Innocent Criminals saben muy bien cómo hacer de un
roquero espiritual un crac de la música en todos sus aspectos.
Hubo guiños al reggae, al soul, al funk, todo ello fundido
con la gran personalidad de Ben Harper, más conocido por
estas tierras como “Benito”.
En las carpas la sorpresa la protagonizó
Matthew Dekay, este dee jay holandés poco conocido para
los paganos del house hizo con sus furiosas subidas y sus estallidos
que la pista se convirtiera en una gran comunidad en la que todos
exhalaban complicidad y felicidad asistida.
SÁBADO
29
Desde
las primeras horas de la segunda jornada se vio un cariz completamente
distinto: aquello adquiría dimensiones de auténtico
festival, comenzaban las famosas colas en los baños, los
agobios de gente, el perder a los amigos y el codearse hasta lo
indecible para hacerse con un buen sitio. El momento álgido
llegaría entrada la noche, con nada menos que 20.000 personas
borrachas de música.
La ocasión idónea para bajar
a ver qué se cocía en el escenario B-Core la brindaban
Standstill, estos abanderados del hardcore catalán consiguieron
llenar la carpa a horas todavía vespertinas. Mucha gente
estaba allí con ganas de saber cómo sonaba en directo
su nuevo trabajo llamado de forma homónima, pesé
a tratarse de su quinto disco. El concierto estuvo deslucido por
tres motivos: Calor, polvo y mal sonido. Los dos primeros tolerables
pero el tercero... es evidente que una carpa de circo que posteriormente
se utiliza para música dance quizás no es el recinto
idóneo para albergar conciertos. Pese a todo, sonaron más
íntimos, más personales y además en castellano,
toda una novedad. La furia vino de mano de temas más antiguos
como “Ride down the slope” con el que abrían
su fogoso Memories Collector, y algún tema puramente harcoriano
y metalero de su primer álbum. Sin embargo, para cera la
que dieron horas antes los primerizos Terroristars. Parecerán
una banda muy de pose y de coña con sus máscaras
y su rollito visceral, pero hay que tomarse muy en serio su nivel
musical. Siempre es difícil encontrar algo tan nuevo e
impactante dentro del redundante panorama del nu metal.
En cualquier caso la jornada del viernes estaba
de antemano rendida hacía los grandes protagonistas de
la noche. El Festimad fue lo que fue gracias a incluir en su cartel
un nombre del pasado tan controvertido como influyente: Pixies
en directo después de doce años es una oportunidad
de las que no se pueden dejar pasar. Es lo inagotablemente especial
que tiene ver en directo a una banda que cuando empezaste a escuchar
ya se había disuelto y que jamás pensaste que verías
en una actuación. Sin embargo allí estaba, se podía
tocar, la emoción contenida de los miles de devotos (y
algún que otro curioso) que se agolpaban en el escenario
principal.
Y la recompensa fue desmedida desde el primer
segundo. Armado con su guitarra acústica Black Francis
se sube al escenario y sin más comienza con los ya tan
trasteados acordes de “Where is my mind?”. No se me
podía ocurrir un comienzo mejor. Todas la voces se unieron
para cantar el tema más popular de esta leyenda resucitada.
Tiraron todo el rato de grandes éxitos y además
sin dejar un respiro entre canción y canción, haciendo
que el personal se atragantara con sus propias emociones. No se
les vio ni el más mínimo gesto de complicidad entre
ellos, casi al contrario, se evitaron en el escenario, pero la
verdad es que de manera individual dieron todo lo que llevaban
dentro. Fue un concierto corto e intenso, de estos verdaderamente
inolvidables. Creo que todo el mundo quedó bastante satisfecho
y desde mi punto de vista éste ha sido el mayor acierto
del Festimad 2004.
Otro
éxito significativo de la organización fue la elección
del grupo que se encargaría de cerrar el festival. Si la
noche del viernes fue demasiado relajada para tratarse de un festival,
el sábado las tornas cambiaron por completo. Quizás
Korn sean los principales culpables de que el nu metal haya llegado
a la Mtv, pero precisamente por eso nunca hay que perderlos la
vista. Llegaron al Festimad y lo incendiaron. Con su demoledora
artillería hicieron un concierto crecido y bastante generoso.
A todos sorprendió una puesta en escena tan sobria y clásica.
Ni espectáculo con imágenes ni sofisticaciones varias,
suficiente con cuatro tipos sobre el escenario atizando sus instrumentos
de manera desmedida. Repasaron todos sus discos, desde el tema
con el que abrieron, “Right now” de su último
trabajo, hasta lo más antiguo de su historia como fue el
siempre coreado “Blind”. La gran sorpresa para todos
fue escucharles tocar un fragmento del “One” de Metallica,
tema que ya publicaron en un tributo a estos padres del thrash.
Miles de personas votaron ofuscadamente durante una hora para
después rendirse ante la despedida con su polémico
“Ya´ll one a single”, paradójicamente
una canción en la que Korn arremete contra la industria
discográfica.
Este ha sido el último Festimad en
el Parque del Soto, por lo que había que aprovechar para
despedirse de él con un sencillo paseo. No creo que los
madrileños volvamos a disfrutar nunca de tanta buena música
en un marco tan sugerente como éste parque, costará
mucho volver a repetir estas sensaciones, algún día
estos recuerdos valdrán más que el oro.
GALERÍA
DE FOTOS (FESTIMAD
2004)
Reportaje
por: Kalamaking.
Fotografías
por: Xurxo Lago.
(Fecha de publicación: 17/06/2004)
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