David Byrne: American Utopia

En este nuevo trabajo encontramos temas como el primer single, “Everybody’s Coming To My House” que nos empuja a mirar la vida, y en especial la era Trump, desde el lado positivo. Una opinión más madura y reflexiva ante la desesperación que muchos sienten desde que llegó al poder el hombre naranja. Su irressistible y alegre funk no es lo único destacable de este ecléctico album. En “Every Day Is A Miracle”, Byrne combina una especie de Calypso con los pensamientos que puede tener un pollo. Así de Daliniano resulta. Pero aún hay más. En “A Dog’s Mind” alaba la vida despreocupada de los canes arropado por multiples sintetizadores. La presencia de su eterno compañero de aventuras Brian Eno se solidifica en la creación, mano a mano, de ocho de los diez temas que componen el largo, nada sorprendente para los que aún recordamos con nostalgia aquellas primeras colaboraciones hace cuatro décadas, como el innovador “My life in a Bush of Ghosts” de 1981 que lanzaron conjuntamente y que sentaría las bases de una nueva era músical dando una gran importancia al sampleado analógico y dando pistas a lo que vendría más tarde durante la gloriosa década de los ochenta. Musicalmente hablando, claro.

Más tarde tendríamos la ocasión de descubrir más caras de Byrne, al margen de su exitosa carrera como lider de la banda Talking Heads, como la más racial y afro-cubana de “Rei Momo” (1989), su primer trabajo en solitario, la más rockera en “David Byrne” (1994) o la más sinfónica en “Feelings” (1997) o “Grown Backwards” (2004).

“Siento que no soy el único que mira y pregunta, se pregunta y todavía se aferra a un poco de esperanza, no dispuesto a sucumbir por completo a la desesperación o el cinismo” declara en este nuevo trabajo. Y esta curiosidad innata es lo que ha hecho que su talento creativo haya resultado tan prolijo y que siempre se haya rodeado de gente tan diversa como St. Vincent o Fatboy Slim, con los que ha registrado en esta última década dos discos conjuntos.

En “I Dance Like This”, combina las armonías de un simple piano con ritmos frenéticos en su estribillo. Parece increíble que un tipo que ronda los 70 años, y más de 40 de carrera, aún nos soprenda con tanta creatividad y con una sabia combinación de letras cerebrales, y nada irónicas por cierto, con ritmos tan transgresores, teniendo en cuenta, aún más si cabe, el estancamiento creativo de la escena musical actual.

Multiinstrumentista desde su más tierna infancia, esa que le llevó a los pocos años a dejar su Escocia natal para mudarse a Canadá y más tarde a EEUU, fue dando retazos de lo que más tarde sería su proyecto más grande, la banda Talking Heads, que formaría con el matrimonio Chris Frantz / Tina Weymouth (aka Tom Tom Club) y Jerry Harrison. De su legado con la banda quedarán en la memoria colectiva clásicos como “Burning down the house”, “Psycho killer”, “Once in a lifetime”, “Slippery people”, “And she was”, “Road to nowhere”, “Wild wild life” o “Blind” y films para el recuerdo como el realizado en 1984 por el recientemente fallecido Jonathan Demme, “Stop Making Sense”, y que recogía su última gira. También nos quedará en la memoria la exquisita banda sonora del film de Bernardo Bertolluci “The Last Emperor” (1987) que, junto a Riuichi Sakamoto y Cong Su, le haría merecedor del Oscar de ese año a la mejor banda sonora original.

Poca gente queda aún en activo en el negocio musical con un bagaje tan rico, ecléctico y consistente como David Byrne. Y pocas oportunidades hay para poder verlo en directo en nuestro país. El mes que viene tienes dos citas. Avisados estáis.

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Más información:

Web oficial: http://www.davidbyrne.com
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Videoclip de “Everybody´s coming to my house”

https://youtu.be/euEgyXoOonk