Un puñado de canciones repletas de personalidad y con un sonido con gancho, así es el debut de Zoo, un grupo que refresca el panorama del rock nacional. 
Nuevenoventaicinco fue un grupo importante dentro de la escena hardcore de nuestro país, revolucionando algunos de sus planteamientos y logrando un interesante nivel de éxito dentro de las posibilidades de ese movimiento underground.
Tras la disolución de aquel grupo por diferencias artísticas entre sus miembros, el cantante, guitarra y batería, decidieron seguir trabajando juntos en un nuevo proyecto, de lo que ha nacido Zoo.
Parten de lo aprendido en la banda anterior, pero el planteamiento musical es claramente distinto... Funcionan aprovechando las posibilidades expresivas del formato trío y aunque en el disco aparecen algunos aderezos electrónicos, y algunos teclados (¡hasta un vocoder!), estos siempre están en un plano secundario pasando casi siempre desapercibidos sin una escucha atenta.
El planteamiento genérico de los nuevos temas parte de una base rítmica sencilla, pero sólida, sobre la que se relata gran parte de la letra, con el cantante llevando el peso melódico (y dándole un sentimiento que merece ser reconocido) hasta que se llega a momentos de tormenta de guitarras y la voz se desata.
Se nota mucho el pasado hardcore en la sencillez de muchos pasajes y en esas partes de tormenta recuerdan más al metal, aunque ellos revindican para sí, acertadamente, el término rock como el apropiado para definir su música.
Las letras son uno de los componentes fundamentales de Zoo, con temáticas de tipo personal... reflexiones, esperanzas, sentimientos... Buenas letras, que quedan muy bien subrayadas por la interpretación que hace de ellas el cantante.
"Zoo" es un gran debut, en el que el grupo se expresa alimentado de mil lenguaje musicales pero con una personalidad propia brillante, del que se pueden destacar temas como "Música del descontento", "Perdido en la espiral", "Sueños de Androide" o "En el espejo", cortes donde melodía y tensión tienen un irresistible gancho, o "Nuevas Formas", en el que dan zarpazos de rabia.
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