Las asambleas del 15M, junto a otros colectivos de conciencia social surgidos entorno a aquellas acampadas originales del año 2011, siguen en activo en muchas ciudades y pueblos, y un buen ejemplo es Málaga, donde se realizó una arriesgada performance en la zona centro de la ciudad.
El 2 de septiembre, fue la fecha fijada por un grupo de acción en toda regla, surgido en origen de las asambleas del movimiento 15M, que con el tiempo ha ido adquiriendo un cariz cada vez más teatral, por la participación de actrices pertenecientes a compañías de teatro afincadas en Málaga. Así se funde en este grupo, el teatro y la contracultura para tomar la calle una vez más y combatir con actitud y denunciar con inteligencia lo que los políticos de la derecha más rancia del estado, nos intentan arrebatar.
En los textos de denuncia, aunque el tema principal era la próxima reforma que pretende hacer el PP, con Ruíz Gallardón a la cabeza, del que se consideraba hasta hace no mucho el más “progre” de entre los “progres”, dentro del seno del Partido Popular. Y al final, va a resultar ser más “papista” que “Paquito”. Entre sus diálogos, se tocaron temas relacionados con la crisis, y como esta ha influido en el hecho de que aumenten considerablemente el número de suicidios. Y en definitiva, como recortando libertades, a veces los que tanto defienden la “vida”, al final terminan por quitarla, a base de lacras que producen ellos mismos. Lacras como el paro, los desahucios, y todos los problemas sociales que afectan a los más pobres y más desfavorecidos en todo este entramado maléfico neoliberal que han montado en base al dinero, la especulación, la competitividad… El capital y en medio de estos números, lo que el poder siempre estimará como daños colaterales: los más pobres y por desgracia otra de las grandes lacras y desigualdades del mundo en general, el machismo y el maltrato a la mujer.
El marco para presentar esta arriesgada, pero necesaria propuesta, fue el centro histórico de la ciudad de Málaga. Que pese al ambiente cada vez más “aburguesado” que presentan sus calles, gracias a las políticas de dar licencias solo a familiares y amigos de los “bien pensantes” en el poder. Y por tanto, proliferar cada vez más lugares de “ocio” para clase media-alta y esos antros que tanto molestan a los tímpanos y resto de los sentidos de los “buenos de moral y golpe en el pecho”, han ido a parar al olvido, al cementerio y limbo de los cafés-teatro que nunca existieron o quizás sí, pero hoy día están perdidos en la desmemoria más atroz y perversa que se pudiera maquinar. Pues aún así, la respuesta en general, fue muy buena por parte del público transeúnte y curiosos que hacían por acercarse, fuera en la plaza del Siglo, plaza de la Constitución, calle Alcazabilla o plaza de la Merced. Se repartían octavillas a la vez que se creaban debates justo en el momento de las actuaciones. Puesta en escena, que no estuvieron exentas de improvisaciones, que produjeron feed-back y que mejor respuesta que a la acción haya una reacción. Al menos de replantearse ideas, de crear diálogo, que es el que intentan ahogar a base de negar la palabra al pueblo. Por ello, una muestra escénica como las que nos sorprendió, a pesar de ir avisados del tema que pretendían tocar, no dejó de sobrecogernos y afianzarnos cada vez más en nuestras convicciones. Nunca debemos de dejar la palabra de lado y cuando la palabra cobra la categoría de arte, todo cobra un sentido mucho mayor, más amplio y a la vez más visceral, que nace desde las entrañas del ser y quizás de esa catarsis y de la que por desgracia, cada vez es más escasa en la sociedad de hoy; la sensibilidad humana renazca, de ese pozo de sentido común y sentido natural que todos llevamos dentro, dejando de lado falsas morales y prejuicios sin sentido.
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Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Cultura y tecnología).
