
El inolvidable líder de Extremoduro se despidió definitivamente de todos sus seguidores ayer 10 de diciembre de 2025.
Conocí la música de Robe y sus Extremoduro en los estertores de la gloriosa (en lo musical) década de los 80. Mi amigo Alex Zambombo me grabó en una cinta de mercadillo de Mecano el “No hay tregua” de Barricada y, en el espacio que quedaba libre al final, metió tres o cuatro temas de la maqueta de un grupo de Plasencia “que la estaba distribuyendo el cantante por los diferentes pueblos de La Vera”. Esos primeros acordes folclóricos del “Extrema y Dura” o esa intro del “Jesucristo García” voló mi aun tierna mente. Tras un segundo disco algo menos logrado llega uno de sus mejores discos, el Deltoya. Con himnos de la talla de “Ama y ensancha el alma”, el hipnótico “Volando solo” o el salvaje “De acero”, hacen de este trabajo mi disco preferido de los antiguos Extremo. Ya por aquel entonces, los Containers empezábamos a molestar con nuestras guitarras y, por mucho que Félix Vera se empeñara en que tocáramos solo temas nuestros, siempre había un hueco en los ensayos o en los conciertos para un tema de nuestros queridos paisanos. “Decidí” o el afamado “JC García” se convirtieron en clásicos de nuestros shows y Robe pasó a ser un modelo en el que fijarnos (tanto en lo musical como en otros aspectos). El lanzamiento de “Agila” marcó el fin de la época más gamberra de los placentinos y, con la entrada de Iñaki en la banda, la formación giró hacia temas más elaborados. Los cuatro primeros temas de este disco, desde mi punto de vista, marcan un antes y un después en la banda y representan una de las cimas de la formación extremeña, siendo “Sucede” uno de los mejores temas de su historia. El rumbo que toma la banda entonces se aleja del socarroneo de sus principios y el resto de los trabajos editados desde aquel 96 muestran a un Robe igual de poético que siempre, pero cuidando con más detalle sus producciones. Fruto de esto salen sus discos de la década de los 2000, donde destacaremos siempre La Ley Innata, quizá uno de los cuatro o cinco mejores LP editados nunca en España. Tras un periodo de dimes y diretes entre Iñaki y Robe, la banda cuelga los trastos en 2014 y cada uno prosigue su camino. El de Robe es la publicación de cuatro discos más íntimos y filosóficos, con una banda que el mismo definiría como “más grupo de lo que nunca fue Extremoduro” y con un último trabajo “Se nos lleva el aire” elogiado por la crítica musical como uno de los mejores álbumes de la década.
La primera vez que coincidí con Robe (más allá de sus conciertos) fue en la presentación de su libro “El viaje íntimo de la locura”. Fue en el 2009 y era la primera colaboración que hacía yo para La Factoría del Ritmo. Para ser una primera vez no me amilané y, entre cuestión y cuestión de medios especializados, se me ocurrió preguntarle si tenía más cosas que hacer ahora que ya había escrito un libro, era padre y había plantado algún que otro árbol en su vida. Su respuesta fue cortante (“ahora está de moda dejar morir a los niños de hambre, talar árboles y plagiar libros”, algo que sirvió de titular a más de una publicación nacional) aunque enseguida se dio cuenta de su pronto y rectificó en público, dulcificando su respuesta. Esa fue la primera, pero la última acaeció justo ahora hace dos años, con la presentación de ese “Se nos lleva el aire”. Tras una serie de intervenciones sobre el disco y la gira, yo le pregunté que como se sentía (dado que estaba rodeado de jovenzuelos en su nueva banda). Robe me dijo que estaba cansado. Que la grabación del disco le había costado y que la gira que se presentaba le iba a tener a tope durante todo el 2024 por lo que esperaba tomarse un descanso durante un tiempo tras acabarla. Desgraciadamente esa gira tuvo que abortarse abruptamente en una de sus últimas fechas y el descanso provisional que nos había prometido entonces se ha convertido en algo definitivo, eterno.
Sirvan pues estas líneas para agradecer públicamente todo lo que nos ha dado en vida durante esos 63 años (él decía que alguno habría que computárselo como los de un perro), lo que seguirán dándonos sus canciones y sintámonos unos afortunados por poder haber sido coetáneos a un poeta musicado, a un filósofo no estudiado en los institutos y a uno de los más grandes creadores de música que ha dado este país. ¡¡¡Viva el Rey de Extremadura!!!
Foto de portada por cortesía de www.robe.es.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).
