La banda levantina presenta su segundo trabajo tras su refundación y titulado “Justicia Poética”.
Si a todo el mundo la pandemia del 2020 le trastocó sus planes, a una banda como Benito Kamelas, que iba a tener su primer ensayo tras resurgir cual Ave Fenix de sus cenizas el mismo día del confinamiento, les pudo haber cercenado las alas de cero para no poder volver a volar. Sin embargo, aquello que podría haber significado su parte de defunción, actuó como cemento para compactar un nuevo proyecto, con nuevos mimbres pero con su cabeza de siempre al frente del mismo. Quini ha conseguido retomar el pulso a la banda que el mismo fundó hace ya casi 30 años. Hemos tenido la oportunidad de hablar con Joaquín Gómez sobre el último lanzamiento de la banda valenciana y, como nos tiene acostumbrado el enorme artista benetusero, lo hizo sin trapos en la lengua, abriéndose en canal y emocionándose en muchos tramos de la entrevista. Estas son sus impresiones.
¿Cómo está Benito Kamelas? ¿Tenemos Benito Kamelas para rato?
Actualmente estamos en la mejor época de la banda a nivel profesional y a nivel de ilusión. Eso no quiere decir que lo anterior estuviera mal pero, en mi caso particular, a nivel emocional y por las circunstancias que fueran, ahora mismo es cuando más me siento identificado con mi banda y cuando más estoy disfrutando. No sé si la culpa de todo este estado de felicidad la ha tenido el disco de “Resiliencia”, que nos ha tenido 4 años de gira y eso es muy difícil de conseguir pues la gente enseguida se cansa de la antiguo y quiere algo nuevo. Lo que te puedo contar es que el 90% de la gira de este año está contratado desde el año pasado. Y para rematar tenemos un discazo nuevo recientemente lanzado.
Segundo trabajo ya tras la pandemia y tras haber tenido que montar la banda de nuevo. Siguiendo el argot aeronáutico ¿Ya estáis con velocidad de crucero o todavía estáis ganando altura?
Pues yo creo que seguimos ganando altura, con lo complicado que, a día de hoy, es eso. Tengo una banda con 27 años de edad, que estuvo a punto de irse a tomar por saco en varias ocasiones y siempre por malas decisiones, como el cambio de nombre. Cuando me quedé yo solo estuve muy jodido durante dos días. Al tercero llamé a Emilio (de Maldito Records) y a Vicente Sabater (mi productor de toda la vida) y entre todos arrancamos de nuevo. Yo nunca había estado con cuatro músicos nuevos de golpe y siempre me había limitado a componer letras y melodía. Pues entre todos me callaron la boca, me dieron un impulso y cuatro chavales que no eran profesionales pero que querían comerse el mundo con toda su ilusión han servido para relanzar este proyecto que me tiene que no quepo en mí de gozo y de ganas.
El disco mantiene la esencia de lo que es Benito Kamelas: rock&roll fresco con aires del sur, sin muchas alharacas, pero directo al corazón y las piernas de la gente, que no puede dejar de bailar. ¿Es importante mantener la esencia o eres de los de innovar en cada trabajo?
Yo creo que si analizas bien el disco, y siempre hablando desde mi punto personal de vista, sí que creo que hay una evolución en el disco. Mi percepción sí que es la de que estamos innovando. No nos hemos refugiado en los 4 acordes de siempre. Yo creo que con “El rincón de mi cabeza” marcamos un punto de inflexión donde giramos los temas más hacia los medio tempos, bajando la velocidad y con composiciones con más arreglos. Con todo ello perdimos algo de frescura y de punch en directo y creo que con la nueva banda todo eso lo hemos recuperado. En este disco hemos incorporado en temas como “El Cristal” riffs de rock americano o hemos recuperado la típica canción punk de Benito Kamelas como “Pedro Merengue” o “Mi playa azul”, que de principio a final está en la misma nota. Cuando nos planteamos hacer el disco yo le pedí a la banda que nos actualizáramos algo. Yo empecé en el 97 pero, ahora en el 2025, canto a la gente de mi generación pero también tengo que cantar a la gente joven. En los primeros discos tengo una canción como “Cocaína” que era muy de mi época de entonces. Yo era joven, loco y ese tema iba mucho conmigo, con el querer quemarlo todo de entonces. Pero, a día de hoy, eso ya no va conmigo. Yo tengo que cantar cosas en las que creo. Y ahí, por ejemplo, me encuentro con temas como “Sua”, que es una canción muy chula con una estructura diferente. Hemos metido doble bombo, algo que nunca habíamos hecho o la innovadora versión de “Vida Loca”.
La portada del disco es un puño cerrado reivindicativo, muy acorde con el carácter crítico y de protesta que tienen la mayoría de las canciones del disco. ¿Ha perdido la música esa esencia para vehiculizar ese tipo de inconformismo?
La portada simboliza el puño de tanto valenciano que nos vimos bajo el agua. Y había dos alternativas a ello. O quedarnos bajo el agua o salir con los cojones a flote y resurgir luchando. Los valencianos luchamos siempre. Estamos muy acostumbrados a este tipo de cosas como la de Tous, el incendio del año pasado en Valencia, etc. Siempre hemos sabido levantarnos. Las fallas representan eso: quemamos lo viejo para empezar a vivir lo nuevo. El videoclip de “Justicia Poética” acaba en el mar, porque lo que el agua nos trajo, el agua también nos lo quita. Estamos rodeados de sinvergüenzas en todas las instituciones, pero el pueblo llano, desde la persona más joven a la más adulta, se arremangó los pantalones y se puso a limpiar barro. Y hay que reconocer toda la ayuda que nos prestó el resto del país. Quiero dar las gracias a todos y cada uno de los rincones de este país, que cuya ayuda fue fundamental para poder salir de todo esto. Lo que no supieron hacer los políticos lo supo hacer el pueblo.
Vamos con el disco en concreto. “Mi playa azul” ¿es una crítica directa a todos aquellos que te han puesto la zancadilla para evitar que llegaras hasta donde has llegado en el mundo de rock o es un sopapo en toda la jeta de esa gente que no creía en ti? ¿les tiene que rabiar verte feliz? Es como un alegato a perseguir tus sueños, algo que también se transmite en el tema “Justicia Poética”…
Es un poco de todo lo que has comentado. Hubo un momento en mi vida, cuando yo empezaba con mi banda de rock de entonces, crucial en todo esto. Mi madre había muerto tres meses antes. Ese día mi padre, al llegar de trabajar, me espetó que o dejaba el grupo o me iba en ese mismo momento de casa. Yo pensaba que era simplemente un alegato a que espabilara. Así que cogí mi maleta y me fui. Los familiares me llamaron de todo: vago, aprovechado, fumador de porros, bebedor de cervezas. Pero era la visión que se tenía de los rockeros entonces. Eran meros vividores. Pero nadie sabe del sufrimiento que tienen los músicos detrás. Ese montón de kilómetros en furgoneta, la de accidentes que hemos tenido en la carretera y la de veces que hemos podido perder la vida. Eso la gente no lo ve. A día de hoy mi padre (al que quiero con locura), es el primero que me apoya, que me pregunta tras cada concierto y ahora tengo el corazón lleno. Pero entonces no. Y el porqué de esta canción nace tras visitar un día una playa valenciana y recordar que estaba en la playa a la que me llevó mi padre la primera vez que llegamos a Valencia. Así que en ese mismo instante surgió la canción, estando en la propia playa, y grabé la melodía en el móvil.
“Anarquía muscular” hace referencia a alguien que sufre algún tipo de discapacidad, que lucha día a día contra todas las barreras que le pone la vida y es ejemplo para el resto de los que lo tenemos más fácil y no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos. Y ese alguien es José Vaquerizo, “Vake” para los amigos…
H: José Vaquerizo Relucio, “Vake” para los amigos. Un gran escritor, con varios libros escritos y uno de ellos es “Anarquía muscular”. Nació con parálisis cerebral, pero para los que somos sus amigos, nunca lo hemos visto diferente. Cuando teníamos que saltar una tapia para jugar un partido de futbol, primero iba él y luego la silla. En un tipo con medallas olímpicas y mundiales jugando a la bocha. Ha escrito libros, ha hecho tres veces el Camino de Santiago en bicicleta adaptada y mil cosas más. Nosotros, que lo tenemos todo y que nos quejamos muchas veces de que nuestra vida es una mierda, tendríamos que dejarnos de tanta mandanga y pensar que hay gente que tiene mucho menos y hace muchísimo más por la vida que nosotros.
“Teruel” es el tema más alegre del disco. Orientado a ser el tema que reviente los garitos en las próximas fiestas de la capital turolense y convertirse en himno perenne de las fiestas como el “Badator Marijaia” de Kepa Junkera en Bilbao. ¿Por qué este tema siendo tú valenciano? ¿Qué te ha dado la ciudad de los amantes?
H: Cuando sacamos nuestra primera maqueta en 1997, teníamos un colega que bajaba a vernos desde Teruel con frecuencia a Benetúser. Allí teníamos un punto de venta de esta maqueta pero es que el segundo estuvo en Teruel, porque se subió una caja de ellas y nos las vendió todas. Y llegó a vender hasta 1500 copias allí. Eso hizo que viniera más gente a nuestros conciertos, conseguir nuestro primer contrato discográfico con Citra, y más cosas. Es la provincia donde ha tocado más veces Benito Kamelas, más incluso que en Valencia. Y desde entonces nos han dado tanto cariño. Más de veinte años seguidos sin perdernos la vaquilla (un año en una peña, al siguiente en otra) y ésta era la única forma que teníamos de darles las gracias, de reconocer que es una ciudad maravillosa. La gente te trata tan bien y es tan bonita que merece ser visitada una y mil veces.
“Sua” es una canción dedicada a alguna luchadora ¿Quién es ella?
H: Pues no la conoces pero da igual. Hay muchas Suas en el mundo igual que hay muchas Lolas. Es una mujer que, desde pequeñita no lo ha tenido fácil. Y siempre ha luchado sabiendo que no iba a ser sencillo. Ni siquiera hoy en día. Es alguien que se quedó embarazada y tuvo un niño y le tocó cuidarlo. La he visto cruzar muchos días el desierto, como muchísimas mujeres con hijos que luchan para que ellos salgan adelante. Así que quería poner en valor ese trabajo invisible que hacen. Sua significa fuego en euskera y ahí ese fuego es valor, coraje, fuerza y dos pares de ovarios.
Habéis querido, con la canción quizás más oscura del disco, alzar la voz por aquellos que sufren esa lacra de la infancia y la juventud que es el bullying. ¿Lo has sufrido en primera o segunda persona? ¿Quiénes son los responsables de esto?
H: Es una canción escrita en primera persona. Nadie me ha tenido que contar que es el bullying porque lo he vivido en primera persona hace muchos años, hasta el punto de desear que llegara el viernes para encerrarme en casa y no estar marcado por hostias y patadas durante por lo menos dos días. Y todo así hasta el día en que me dio por soltar una hostia, a ver que pasaba. Ese día me di cuenta que la persona débil también tenía poder para defenderse. Pero es muy injusto que una persona tenga que utilizar la violencia y volverse malo para defenderse de todo esto. Yo era una persona que tenía muchas ganas de aprender, de estudiar y me tuve que volver malo. La única forma de no recibir hostias es que las recibiera otro y eso es una mierda y no estoy satisfecho por ello. Es muy triste pero no tenía otra alternativa. Yo llegaba día sí y día también con las gafas rotas a casa, mi padre me echaba la chapa y cuando se iba a hablar con el vecino todo se zanjaba con que era cosa de chiquillos. Hace un par de semanas lo volví a escuchar…La educación en casa es fundamental, en los valores se cría uno desde que nace. Yo incluso creo que no hay razas de perros peligros, sino amos que enseñan al perro a ser violentos. Y con los hijos pasa lo mismo. Que se rían las gracias a los hijos siempre pues conduce a esto. Y luego esas aulas tan masificadas, eso no ayuda. Esta canción ha sido una manera de sacarme una espinita que tenía clavada desde hace años.
En “A Oscuras” hacéis un homenaje a esas parejas que no pueden exponer su amor libremente a la sociedad…
H: Es un tema que trata esos amores imposibles, de dos personas que se desean, pero por diversos motivos sociales, familiares o de otra índole pues no se pueden dar o no se atreven a dar el paso. Es una canción muy bonita y habla sobre ese amor soñado, porque el sueño por esa persona no te lo puede quitar nadie.
Y el colofón al disco es una versión de “Vida Loca” de Pancho Céspedes ¿Por qué este tema?
Pues es un tema que me gusta desde la primera vez que lo escuché. En mi casa se ha escuchado siempre mucho bolero, mucha zarzuela, mucha copla. Y Pancho Céspedes ha llegado como llegó en su momento Antonio Machín. Soy una persona que absorbo cualquier tipo de música, aunque no me gusta mucho la música con tintes oscuros (desde Bach a The Doors), pues la música para mí es alegría. Y es que este tema en boca de Pancho representa una manera preciosa de decir a una persona que la amas con locura. Es un reto muy grande pues los arreglos eran difíciles. Pero yo creo que ha quedado de puta madre. Y aunque hay gente que me dice que no me pega, es que a mí, lo que canto, me tiene que emocionar. Y si no me emociono mientras la canto, entonces esa canción no es para mí. Es un capricho que quizás no vayamos a tocar en los conciertos, pero creo que ha quedado potable. Ya nos pasó con Sabina, y eso que con su tema ya partíamos de una base rock y luego el siguiente paso fue “Penélope” de Serrat, una canción muy compleja. Y como llevábamos tiempo sin hacer versiones en nuestros discos, pues pensamos que era el momento adecuado.
Es vuestro sexto disco con Maldito, con los que lleváis más de quince años. ¿Supongo que os sentís muy cómodos con vuestros paisanos valencianos?
Emilio y yo tenemos una relación muy estrecha desde hace un montón de años y la verdad es que somos como hermanos. Hemos vivido muchas cosas (buenas y malas). Desde que él cantaba en Insania y yo iba a verle a los conciertos, nuestra química ha sido muy intensa. Pero no solo con él, sino también con su mujer Cristina, con su hijo y con todo el equipo que conforma la familia de Maldito. Yo llego a la oficina y lo primero que hago es ponerme a repartir abrazos.
La banda sigue creciente, tocando en festivales tan importantes como el Viñarock (con la polémica levantada en los últimos días). ¿Cuál es el techo de la banda?
Una de las peores cosas de esta vida es crear expectativas que luego te van a defraudar. Te puedo contar que hace muchos, muchos años, en una noche de San Juan se hace la típica promesa que la mayoría de las veces nunca se cumple. En aquella noche de finales de los 90 yo pedí vivir algún día de la música y ahora, cuando echo la vista atrás y recuerdo aquella anécdota, creo que he conseguido mucho más de lo que aquella madrugada del mes de junio llegué a soñar. He viajado a México, he tocado varias veces en Viñarock y en otros festis, he tenido la oportunidad de estar con mis ídolos, empaparme de su arte y de su magia. Pero no quiero ponerme techo. Si tiene que venir algo más, pues que venga. Yo voy a luchar por satisfacción propia. Sacar un discazo como este para mí es una satisfacción total. O tocar el otro día en el Viñarock, a las 18:30, con todo el recinto lleno, es que me traslada directamente al cielo. Yo no quiero techo. Bueno, tengo un sueño tirando a quimera: tocar en el Carnegie Hall. Eso sería la guinda al pastel.
La Factoría del Ritmo agradece a Quini (de Benito Kamelas), a Chema Gallego (de La Central de Comunicación) y a Javier Acamer (Maldito Records) las facilidades dadas para llevar a cabo esta entrevista.
Más información:
Web oficial: https://www.benitokamelas.com
Instagram: https://www.instagram.com/benitokamelasoficial
Facebook: https://www.facebook.com/BenitoKamelas.oficial
Twitter: https://twitter.com/Benitokamelasof
Canal YouTube: https://www.youtube.com/user/BenitoKamelasOficial
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 26 (sección: ).
Sobre los autores del artículo:
