Lo suyo es rock and roll extremo, lascivo y potente, y así lo demostraron en la ciudad olívica. Crank County Daredevils como otras muchas bandas no han inventado nada, pero que rebosan actitud, rabia y agallas a destajo y triunfaron sin ningún tipo de discusión.
Es curioso como puede cambiar el concepto que puedes tener de una banda cuando tienes la oportunidad de conocerla personalmente. A veces se convierte en un arma de doble filo y te llevas sonoras decepciones, pero la experiencia me dice que otras muchas tienes la oportunidad de compartir momentos inolvidables con gente a la que admiras, y que de una manera u otra forman parte de la banda sonora particular de cada uno de nosotros.
Esta vez la balanza se decantó por el lado bueno, porque a decir verdad uno no las tenía todas consigo debido en buen grado a la fama de macarras y mal encarados que llevaban a sus espaldas. Pero todo lo contrario, los de North Carolina resultaron ser unos chicos encantadores y resultó todo un placer intercambiar opiniones sobre música, chicas o los diversos licores de nuestros respectivos países (con la ayuda inestimable de nuestro gran amigo Nito, ya que nuestro nivel de inglés deja bastante que desear) antes y después del concierto.
Un concierto que a pesar de ser un martes, consiguió reunir a un buen puñado de fans en La Fábrica de Chocolate, para ver a los que hace aproximadamente cinco años, coincidiendo con la salida de su primer trabajo “Kings of Sleaze”, les colgaron el sanbenito de “Los nuevos Motley Crüe”. Algo que en mi opinión les ha perjudicado más que beneficiarlos. Primero por qué calzarse las botas de Nicky Sixx y compañía no está al alcance de cualquiera, y aunque de actitud y de carisma también van absolutamente sobrados, técnica y compositivamente todavía están muy lejos. Y segundo, porque siendo realmente objetivos con sus discos y sus directos, creo que están mucho más cerca del punk-rock que de la laca de Sunset Strip, es decir, que te sonaran mucho más a Motorhead o Nashville Pussy que a Faster Pussycat por poner un ejemplo.
Lo suyo es rock n roll extremo, lascivo y potente, y así lo demostraron en la ciudad olívica. “We want it all”, “Ride the Dog” y “High” abrieron las hostilidades de un show en el que quedó más que claro que los americanos no se andan con bromas, y que puede que nunca prueben las mieles de la alfombra roja de la Mtv, pero saben lo que se traen entre manos y encima de un escenario desprenden verdadero fuego. Como era de esperar entrelazaron temas de su último trabajo de nombre homónimo tales como “Life under the blade”, “Fight”, o la macarrísima “Coming down It’s such a bitch”, con clásicos de sus dos primeros álbumes como “Kings of Sleaze” (glorioso estribillo!!!) o “Living in the Red”.
A pesar de que la banda suena por decirlo de alguna manera “monocorde”, sin que eso tenga para mi nada malo, fue curioso observar lo talentoso que era su guitarrista Adam Stevens, y al contrario que muchas otras bandas en directo, ellos ganan en matices que en sus discos no se aprecian; y eso junto a una estética y una puesta en escena imponente hacen de sus shows algo demoledor. Fue una verdadera lástima que a partir de la mitad del concierto la guitarra de Scotty se estropeó, pero lejos de amedrentarse, se agarró el micro como si estuviese poseído por el mismísimo Stiv Bators, y se dejó la piel en cañonazos de la altura de “Last Dance”, “Hamerdown” y la final “Drink on me”.
Me quede con ganas de que sonaran alguno de sus covers habituales como el “Nice boys” de Rose Tatoo o “It’s so Easy” de los Guns, como hicieron en otras ciudades pero no pudo ser. En definitiva Crank County Daredevils como otras muchas bandas no han inventado nada, pero que rebosan actitud, rabia y agallas a destajo y triunfaron sin ningún tipo de discusión.
SET LIST CRANK COUNTY DAREDEVILS
We want it all
Ride the Dog
High
Life under the blade
Road
Breeze
Kick it on Down
Last Dance
Coming down it’s such a bitch
Nasty
Kings of Sleaze
Livin’ in the red
Love like a Suicide
Fight
Hammerdown
Drink on me
Fotos: Jesús Figueirido
