Nos hemos infiltrado en uno de los festivales más atractivos y sugerentes del noroeste peninsular, el Cultura Quente.
Tras un par de años de ausencia, por coincidencia con dos de los festivales más importantes de la capital lusa, este año nos hemos infiltrado de nuevo en uno de los festivales más atractivos y sugerentes del noroeste peninsular, el Cultura Quente de Caldas de Reis.
Como cada año contenido y continente se alían para ofrecer altruistamente un variado e internacional menú degustación musical regado por aguas termales en el centro de una de las villas más añejas y encantadoras de la provincia de Pontevedra, todo ello servido al amparo de una carballeira centenaria, flanqueada por un jardín botánico y por el río Umia. Nos encontramos con un festival municipal, dentro de las múltiples actividades culturales que desarrollan a través de Kaldarte durante todo el mes de julio. Delegando la batuta del festival en la Fabrica de Chocolate Producciones con un resultado más que satisfactorio, sobre todo en lo organizativo y en lo musical; siendo únicamente testigo de la crisis económica la presencia de un único escenario, la ausencia de algún grupo menor para arrancar las jornadas musicales y de alguna que otra guinda que coronase lo servido.
VIERNES 10 DE JULIO
La noche del viernes comenzó con el trío del desierto castellano Arizona Baby, banda que mediante guitarras acústicas y caja, enseguida supieron convencer con su música rock-folk-country a los más desperdigados para que se fuesen agrupando frente al escenario; un grupo que realmente sorprendió gratamente a los más madrugadores.
Le siguieron los vigueses Igloo, una banda indie – rock ya consolidada en el territorio local alternativo, pero que está claro que sus metas son más altas. Su arma letal son sus omnipresentes guitarras apoyadas en bases electrónicas envolventes y profundas melodías en castellano, en busca de un sonido y una identidad propia. Tras ellos, los siempre solventes Los Coronas, veteranos a su vez también en el Cultura Quente, añadieron rock y surf instrumental a borbotones, con la única excentricidad de una trompeta del Este sonando en el Oeste.
Sustituyendo a los New York Dolls acudió una de las bandas de las que estos mamaron, la banda de garage rock americana de los años 60, 70 MC5’s Wayne Kramer, siendo esta su única parada en Europa. Wayne Kramer, guitarrista y único miembro de la banda original, ofreció con sus ilustres compañeros (el ex Guns N’ Roses Gilby Clarke a la guitarra, Doug Lunn, antiguo acompañante de Springsteen al bajo, y Eric Gardner, que fue batería de RATM) un potente concierto que fue animándose así que avanzaba el mismo, con algún que otro momento punk que hizo saltar a los más de 3.000 asistentes.
Así que se fue apagando el sonido de las guitarras subieron al escenario el dúo francés Kap Bambino, una propuesta o apuesta electropunk de estética muy buscada, la música electrónica con bases rítmicas y repetitivas, cortadas por la voz de Caroline Martial, que no paró de correr, gritar y saltar en ningún momento, como una pelota saltarina histriónica que campaba por la totalidad del escenario que apenas pereció convencer al público asistente.
Otros que prometían, los belgas Vive la Fête, aparecieron de riguroso luto como recién salidos de la peluquería, tal como glamurosos rockeros góticos. Aparentemente más pendientes de quedar guapos para las fotos, que de hacer disfrutar al público con su rock de acompañamientos electrónicos, vislumbrando aparentemente que la veta que años atrás los había hecho triunfar se había agotado. El DJ y productor Jeff Automatic se encargó estirar la noche musical en la carballeira, antes de que la gente se desperdigara por los locales de la localidad y otras fiestas improvisadas a lo largo del río Umia.
SÁBADO 11 DE JULIO
Abrió la noche del sábado el trío francés Atomic Garden, que con un buen directo y entrega supieron encender al escaso público inicial con sus temas más conocidos, así como una versión desenfrenada del “Rockin’ in the Free World” de Neil Young. Con “Merezco” tomó su turno la poética romántica de Zahara que contaba con muchos incondicionales entregados entre el público, portando pancartas e incluso se veía algún disfraz de mandarina brincando entre los asistentes en honor a uno de sus temas “Olor de mandarinas”; para el tema “Funeral” contó con la participación de Fon Román a la guitarra.
El hip-hop gallego de Delahoja destacó aún más la más la pluralidad de este festival, un digno y habilidoso DJ Laese a los platos coordinando a los 4 MC’s Loko23, Lsebe, Dais y F. Elextranjero, entrelazando versos en árabe, métricas que escapan de los convencionalismos del género, coreografías y cambios de vestuario, primando el hacerse entender para difundir su discurso, consiguiendo que el público les acompañase coreando “Sueño de una noche de verano”.
Los sureños Lagartija Nick, el grupo por el que más habría apostado para esta noche, removieron de salida el potente noise rock al que nos tienen acostumbrado, intensidad y alto voltaje, pero que se fue diluyendo tras unos cuantos problemas técnicos y unos halos de desmotivación de la banda liderada por Antonio Arias.
Con los británicos The Wedding Present, liderados por un complaciente David Gedge, ofreció un resumen de la trayectoria de la banda creada en los 80, desde el sonido post punk y rock alternativo británico de sus inicios a los sonidos más pop actuales de su último disco “El Rey”, guitarras constantemente presentes pero quizás sin llegar a detonar la pólvora que el público portaba a esas horas de la noche.
Tras ellos aparecieron los catalanes Facto Delafé y Las Flores Azules acompañados de sus fetiches, pelotas enormes, colores, pompas de jabón,… desatando momentos lisérgicos en el público que no los conocía; pero convenciendo, con sus bailes y melodías entre el hip – hop y el flower pop, a la masa que se preocupa por dictar las letras de las canciones más conocidas de los enérgicos Helena y Oscar. De broche final los también catalanes Pin & Pon DJ’s que consiguieron mantener el calor de la carballeira con un público entregado que se resistía a dar por terminado el festival.
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 24 (sección: Reportajes).
