Con la energía de unos chavales, y sin más combustible que unos canutos gratamente compartidos por el público y unos chopos de bourbon, el coñito húmedo de Nashville, subió al escenario vigués a demostrar que son el eslabón perdido de ACDC.
Pocas cosas duran tanto en la vida como una banda de punkrock macarra, que vive al límite, sacando discos cada dos por tres y pateando culos en la carretera año sí y año también. Por que cuando vales para esto y el cuerpo te aguanta exceso tras exceso, y ni tu corazón ni tu culo petan a la primera de cambio es que chaval, naciste para esto. Y que grata sorpresa ver a Nashville Pussy al pie del cañón después de todos estos años. Con la energía de unos chavales, y sin más combustible que unos canutos gratamente compartidos por el público y unos chopos de bourbon, el coñito húmedo de Nashville, subió al escenario vigués a demostrar que son el eslabón perdido entre ACDC, Ted Nugent y cualquier banda que vomite matracada de la buena, sin concesiones ni medias tintas. Con muchas tablas solucionaron sus problemas de batería, de amplificadores, para nunca bajar el tempo del concierto ni dejar que el público se amuermase.
Años atrás Nashville Pussy surgieron bajo la sombra emergente del punkrock escandinavo y la alargada de sus grandes mentores, los Supersuckers. ¿Quién se acuerda ahora de ellos?. ¿Dónde están?. Nashville Pussy siguen subiéndose al escenario a demostrar que su propuesta salta modas, tendencias y comodidades mediáticas. Las patillas van por dentro. Como dicen los Dictators: “Haircut and Attitude”, si bien el cantante oculta su alopecia galopante bajo una gorra, realmente éste es el espíritu de los NP ACTITUD y macarrada: “High as Hell”, “Speed Machine”, “Piece of Ass”, “Strutting Cock”, “Snake Eyes” todas ejecutadas a la perfección para rematar una noche mágica de alcohol, tetas al aire y actitud con “The bitch just Kicked”, “Why Why Why” y “Go Motherfucker Go”. Agradecer a la sala Inferno su apuesta por bandas que demuestran que el Rock vive y no muere.
