En este disco se realiza una aproximación a las canciones populares sudamericanas desde las posibilidades de una coral.
El Orfeón Donostiarra es una agrupación de gran éxito y prestigio internacional. Nació en el año 1897, actualmente (y desde hace bastantes años) está compuesto por profesionales y ha realizado cientos de grabaciones, muchas de ellas premiadas. Celebra decenas de conciertos cada año y su reconocimiento es mucho mayor en el extranjero que en España.
La Orquesta Sinfónica de Euskadi se creó hace vientres años y actualmente es una de las más activas y de mayor notoriedad de nuestro país. Ha realizado numerosas grabaciones de géneros diversos y actúa con asiduidad fuera de España.
Jose Antonio Sáinz Alfaro es el actual director del Orfeón Donostiarra y en esta ocasión se ha encargado de dirigir el trabajo conjunto del Orfeón junto a la Orquesta Sinfónica de Euskadi. Su carrera profesional se desarrolló inicialmente en la Coral del Padre Garayoa, a la que modernizó. En el año 1974 comienza su relación con el Orfeón Donostiarra, donde se integra como barítono, hasta que en 1988 se convierte en su director. En ese cargo también ha realizado una modernización de la coral, combinando el aumentar la popularidad de la coral, con también abordar obras de extrema complejidad.
Lorenzo Palomo es un compositor de gran actividad y reconocimiento dentro de los aficionados a la denominada música culta. Ha dirigido varias orquestas y compuesto obras de diversos tipos. Actualmente está componiendo una cantata-fantasía, "Dulcinea", para solistas vocales, coro y orquesta, que será estrenada en mayo de 2006 en la Ópera de Berlín.
Centrándonos en este disco, "Latino", decir primero que para tener una idea equilibrada de la calidad y atractivo de esta grabación, seguramente habría que leer dos críticas… una escrita por alguien próximo a la música popular, que es mi caso, y otra por alguien vinculado a la música coral. Pues en esta ocasión se aumenta la subjetividad propia de cualquier comentario, al mezclarse dos ámbitos tan distintos.
El disco contiene doce canciones muy famosas, firmadas por compositores de gran reconocimiento de varios países sudamericanos: "Siboney" (Ernesto Lecuona), "Alma llanera" (Pedro Elías Gutiérrez), "María Bonita" (Agustín Lara), "La Paloma" y El Arreglito (Sebastián Iradier), "Adiós" (Enric Madriguera), "Tico tico" (Esquina de Abreu), "Estrellita" (Manuel María Ponce), "Ay, ay, ay" (Osmán Pérez Freire), Adiós Pampa Mía (Marino Mores y Francisco Pirincho Canaro), Moringá (Joubert de Carvalho) y "María Cristina" (Ñico Saquito).
La apuesta de este disco realmente es arriesgada, pues las virtudes que adornan a las originales… ritmo imparable, frescura, sencillez, son justo las contratarías a las que una coral puede ofrecer. Y eso son precisamente los obstáculos que, desde mi punto de vista, no se han superado. Es indudable la grandeza de las voces del Orfeón Donostiarra y hay que reconocer que los arreglos orquestas buscan dar belleza a las piezas, pero canciones que arrebatan en sus versiones tradicionales, aquí llegan a resultar hasta aburridas… Esas canciones, como gran parte de la música del continente sudamericano, conectan directamente con el alma, y hasta con el instinto, del que las oye. Algo que ahora se sustituye por una perfección que se percibe como frialdad.
En definitiva, en este disco se refleja un ejercicio que de puro arriesgado se ha demostrado imposible: recrear el sabor de la música popular sudamericana con la grandiosidad de una coral. Y es que el "calor" se ha perdido y eso mata "el alma" (y la grandeza) de esas canciones.
Sobre los autores del artículo:
