Extremoduro: Crónica del concierto en La Cubierta, Leganés, Madrid (22/11/02)

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Extremoduro llega a Madrid para finalizar una gira que los ha tenido más de medio año por todos los rincones de nuestra geografía.

Sin embargo, nunca imaginaron semejante colofón de tour llenando por dos días consecutivos un recinto como el de La Cubierta de Leganés.

Y es que Robe Iniesta (alma mater de Extremoduro), a pesar de ser minoría absoluta llama a auténticas multitudes, que tenían más ganas de darse un baño rock nacional que de ver el Madrid-Barça.

Un estrafalario dee jay fue el encargado de calentar motores con clásicos rockeros de todos los tiempos, para que de repente comenzara a sonar el ya mítico “Desde que tú no me quieres, yo quiero a los animales…” por medio de una grabación. La gente enloqueció, se cayó el telón y aparecieron los miembros del grupo en escena abriendo con “A fuego”, el mismo tema que inaugura su último trabajo.

Muy pronto dejaron claro que éste no iba a ser un concierto limitado a su último álbum y en los primeros compases de la noche se escuchó “Buscando una luna” (Agila) y “Tu corazón” (Somos unos animales).

Los antiguos temas se trenzaban con los nuevos produciéndose una reconciliación entre los veteranos fans de la pasada década y el público más joven, clara mayoría.

Y es que Extremoduro tiene discografía para todos los gustos: Rebuscando entre sus discos uno encuentra maquetas arcaicas como el Rock Trangresivo, insustituibles de la adolescencia, discos conceptuales sin ningún perjuicio como el Pedrá, que también fue repasado en el concierto y hasta superventas como el Agila o su último trabajo, Yo minoría absoluta, el único álbum que consiguió cuestionar el monopolio de la mercadotecnia de Operación Triunfo, desbancándolos en las listas de ventas.

No hace falta prostituirse para vender discos, ni montar el espectáculo para dar un gran concierto. Robe estuvo serio y poco ceremonioso pero honesto, y sobre todo generoso, regalando más de dos horas de actuación.

El sonido no fue envidiable, ni mucho menos. No sirvió la magnífica colección de guitarras que exhibieron en el directo para acallar el constante murmullo sucio que estas producían, peor era el incontrolable eco que rebotaba de un lado a otro de la sala.

La puesta en escena fue relativamente sobria pero directa, además era el público el que participaba decorando el paisaje; con el “Jesucristo García”, clásico donde los haya, la plaza de toros se convirtió en un mar de llamas provocado por los encandilados mecheros.

Este fue uno de los temas más mágicos de la noche junto con “Salir” y otras sorpresas inesperadas como “Necesito drogas y amor”, al que nos tenía muy poco acostumbrados en directo.

Volvieron tras el segundo bis para recitar un poco de poesía de manos del glamuroso dee jay rockero, para finalizar con Puta (estandarte de su último álbum) y como remate de la faena un “Ama y ensancha el alma” de ocho minutitos con despedida salvaje por parte de la banda.

Casi todos esperábamos menos y muy pocos hubieran pedido más. Nadie rechistó por el final del concierto, y la gente se dirigía sonriente a la salida con el mayor trasiego del mundo. Queramos o no, llevamos Extremoduro dentro de la piel y en cada una de sus palabras nos vemos retratados tanto como que en cada uno de sus conciertos nos prometemos que no será el último. Que así sea.

Artículo: Making.
(Fecha de la publicación: 12/12/2002)

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

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