Una noche inolvidable, donde estos veteranos músicos entregaron lo mejor de su repertorio, para unos fans entregados, inevitablemente, a la nostalgia.
Una noche para nostálgicos. Así definiría la velada del pasado 7 de febrero. Helmet fue una de las bandas más representativas del rock alternativo de finales de los 80 y la totalidad de los 90 y, además, se les puede culpar de influenciar a las miles de bandas que tras ellos han hecho suyo el noise y el rock más sucio. Es por eso que en la sala Santana 27 no había demasiada gente joven, más bien estaba llena de gente que era joven cuando los de Page Hamilton sacaron “Strap it on” o “Meantime” y que no querían dejar escapar la oportunidad de ver a uno de los grupos que mejores momentos les hicieron pasar en aquellos tiempos.
Para abrir boca, tuvimos el placer de descubrir, al menos en mi caso, a la banda californiana Totimoshi, que presentaban su último disco “Milagrosa”, producido precisamente por Page Hamilton.
A pesar de ser ya perros viejos en esto de la música (tienen cinco discos editados desde el 99), no había tenido ningún contacto con este grupo y, la verdad, es que sumezcla de rock, stoner y noise (me recordaron a los Melvins más amables y menos experimentales). Unos acompañantes de lujo para los de Nueva York.
Por mucho que nos gustasen John Stainer, Peter Mengede o Henry Bogdan, está claro que Page Hamilton es Helmet. El que no tuviera clara esta cuestión se fue con la lección bien aprendida después de este concierto. De acuerdo en que esta gira ganaría enteros si contase con la presencia de alguno de los antes nombrados, pero Hamilton ha sabido rodearse de unos músicos jóvenes que, aunque no son espectaculares, sí son absolutamente solventes. Es decir, cumplen en lo estrictamente musical y ni eclipsan ni molestan a Hamilton en otras facetas.
Sin rodeos. Salieron al escenario y tocaron prácticamente la mitad del Aftertaste, desde Pure hasta Driving Nowhere, lo que provocó los primeros “disturbios” en las primeras filas. “Enemies”, “Black Top”, “Better” y “Wilma’s Rainbow” fueron las siguientes. El sonido era bastante bueno y las guitarras de Hamilton sonaban increíbles, todo muy compacto, tal y como suenan sus míticos discos. Además, el larguirucho líder de Helmet se mostró muy cercano con el público y consiguió una complicidad que hizo crecer aún más el nivel emotivo del concierto.
“FBLA”, “Birth Effect” y “Turned Out” nos anunciaban que aquello estaba llegando a su fin, pero aún quedaba una última tanda y la esperadísima “In The Meantime”, que puso el punto y aparte de la actuación. Un descansito y vuelta al escenario para el bis. “Unsung”, “Tic” y “Milquetoast” fueron las elegidas para cerrar la noche, aunque la insistencia del público hizo que, cuando ya estaban recogiendo cables, platos de batería y demás, Hamilton accediese a tocar un tema más. Preguntó al respetable qué canción quería para acabar, ¿“Ironhead or Victim”? Y la gente eligió “Just Another Victim”. Tremendo final para un tremendo concierto, con un Page Hamilton cerca de los 50 años disfrutando como un loco tocando aquellas canciones que a muchos nos hicieron ver la música de una forma distinta. Tan sólo podemos poner cara de satisfacción y darle las gracias.
