Omar Faruk Tekbilek: Concierto en Madrid. Sala Arena. 28/04/2005

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Dos años después de su última visita a España, Omar Faruk Tekbilek regresó a Madrid para presentar su disco “Tree of Patience”.

En él, rinde homenaje a sus maestros espirituales y ha contado con la participación de músicos de la talla de Enrique Morente, Arto Tunçboyaciyan, Steve Roach, Ara Dinkjian, o Hansan Isakkut.

El músico turco nos invitó a recorrer las aguas del mediterraneo en un viaje que no finalizaba en el estrecho, sino en un club de jazz de Manhattan. Un viaje hasta el alma, emocionante, cargado de paz, serenidad y erotismo. Un viaje a traves de las experiencias espirituales de este gran músico lleno de duende, que encuentra la inspiración en la belleza y la belleza a su alrededor, en cualquier parte. Un viaje que recorre su amplia experiencia discográfica, con más de tres décadas dedicado profesionalmente a la música y en la que fusiona de manera natural flamenco (la puesta en escena esa noche fue muy flamenca), melodías turcas (la variedad de escalas turcas es increiblemente rica), buzuki griego y en algunos casos música latina, jazz y blues, respetando siempre la tradición sufí (de influencia árabe y bizantina) sin que pierda la autenticidad y clarividencia de su oración.

Acompañado por una banda de virtuosos, Omar Faruk demostró su capacidad de dirección (en este caso un tanto reducida de número ya que en otras ocasiones le hemos podido ver junto a ocho o nueve acompañantes) y estructuró el evento como un espectáculo de jazz, temas interminables de laberínticas melodias, en los que llegado un punto de ruptura se sucedían solos extremadamente técnicos (desarrollados de la misma manera que John Coltrane, jugando con apenas dos o tres notas)

Como multinstrumentista ejerce con maestría, cantando y cambiando de instrumento varias veces en cada canción. El Aud turco, el Ney, (antiguamente utilizado por sufís y derviches para entrar en trance y llegar al extasis y que solo unos pocos son capaces tocar abarcando la extensión entera de tres octavas) la Zurna, (trompeta turca), y la darbuka parecían jueguetes en sus manos, sacando siempre sonidos cargados de pasión y romanticismo.

Junto a él, su sobrino llevaba la base ritmica. Maestro de panderos, aprendió su oficio por los pueblos de Israel, y se desenvuelve con igual soltura en ritmos más contemporaneos de patrones latinos, incluso dub (Su set incluía varios panderos de distinto tamaño, cajón flamenco, un plato y distintos crotalos y percusión menor como huevos, una clave o el caxixi que acompaña al berimbeau, de los que sacó todos los tonos y sonidos imaginables)
Un tanto tímida estuvo al principio la guitarra acustica, hasta el tercer tema en el que empezó a brillar con un excelente sonido. Dejó de manifiesto junto al teclado, la mayor parte de la influencia afroamericana en la música de Omar F. T. A lo largo de la noche se sucedieron escalas interminables y complicados acordes, dando una asombrosa lección en un ejercicio de tapping y otras técnicas percusivas. Destacable tambien su labor como guitarra rítmica.
El teclado por su parte, estuvo sobrio con los acompañamientos. Aportó colchones y ambientaciones naturales (empezaron el concierto con el canto de unos pajaros) disparados desde su portatil. Sus solos, influenciados claramente por T. Monk, tambien traían a la memoria aires gaditanos.
Quizá el instrumento más llamativo y hechizante de los que le acompañan (de un sonido que recuerda en profundidad a la kora africana) sea el Kanun, que en las orquestas arabes ocupa el lugar principal. Es un instrumento (una especia de cítara arabe de cuerdas de nylon que se puntea con dos plectros) con multiples posibilidades sonoras ya que tiene 75 cuerdas (cada nota posee tres cuerdas de igual afinación) y puede cambiar la afinación un cuarto de tono, medio, uno y en las cuerdas centrales hasta tono y medio, mediante unas llaves. Su exótismo tiene la capacidad de hipnotizar a quien lo escucha y tocado por un experto como el de esa noche, el abanico de colores que despliega ante nuestros oidos es inagotable.

Aproximadamente hora y media de concierto, en el que destacaron temas como Shaskin, Gardener, Crecent Moon o Shinanay y en el que volvimos a disfrutar del derroche de buenas vibraciones del turco y sus músicos. Una sólida formación que deja sensaciones muy positivas. Solo nos queda agradecer al músico su visita a nuestro país y esperar pacientemente que regrese con nuevas canciones.

Artículo: Carlos Cronoprio.
(Fecha de publicación: 2005/05/19)

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

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