Un valor seguro de la escena rock internacional. Canciones bonitas, llenas de sentimiento y con un pulso de autonomía personal radical.
Curiosa situación en la que se encuentra la industria musical, en la que incluso grandes artistas con carreras totalmente consolidadas y un nivel de ventas asegurado nada desdeñable se deciden por la autoedición, aunque eso sí, gracias a su "estatus" tiene la posibilidad de acceder con facilidad a una buena distribución a escala internacional. Este es el caso de Elliott Murphy, quien ha autoeditado su nuevo álbum, siendo distribuido en nuestro país por Karonte, una de las empresas de ese ámbito más importantes.
Elliott Murphy es un "viejo rockero", que artísticamente se tutea con gente de la envergadura de Lou Reed, Tom Waits o Bob Dylan y que también mantiene una especial amistad con Bruce Springsteen, con quien comparte escenario con cierta asiduidad. Sin embargo siempre ha mantenido su carrera al margen de la popularidad masiva y aunque es norteamericano hace ya muchos años que se trasladó a Europa y fijó su residencia en París. Además desarrolla una línea literaria nada desdeñable, con varias novelas y libros de poesía publicados, y son ya 30 los álbumes que ha grabado a lo largo de su carrera. Podía ser una gran estrella, pero se mantiene a un nivel muy equilibrado, en cierta manera es envidiado por algunas "celebrities", y como lo definió el periodista A. Cardenal en un reportaje del diario El País, el 15 de enero de este año 2008, "no deja de ser un gran artista viviendo la vida de un tipo corriente".
Su álbum más reciente se publicó a comienzos del pasado verano. Fue grabado en Francia (en el estudio Franklin, en Le Havre en Francia). De la producción artística se encargó el propio Elliott Murphy y junto a él estuvieron un puñado de músicos: Oliver Durand (un fantástico guitarrista francés que acompaña en sus aventuras a Murphy desde hace tiempo y que aquí es coparticipe en la composición de algunos temas), Alan Fratras (batería y coros), Laurent Pardo (bajo y coros), Henny Margolis (teclados y acordeón), Florent Barbier (percusionista y técnico de grabación y mezcla) y Gaspard Murphy (guitarra).
El disco es una delicia, con once canciones de diversa velocidad, estado anímico y orientación, siempre dentro de las coordenadas del identificable estilo de Murphy, con un sonido claramente de rock americano y la utilización de los mismos instrumentos protagonistas en todos los temas. "And General Roebert E. Lee" abre el disco, un corte de cierto aire épico y que parece un himno lleno de pasión. Le sigue "Lost and lonely", un poético texto sobre la soledad femenina en una gran ciudad. ""The Valley Below", preciosos sonidos de guitarra para tejer un colchón sobre el que Elliot casi susurra. "On My Mind", una bonita y pegadiza canción de amor. "Ophelia", un medio tiempo de linda melodía y emotiva interpretación. "What´s That", toda una fiesta de ritmo, ¡en la que rapea!. "Crepuscule", una balada con sonidos acústicos prácticamente desnudos. "Scandinavian Shies", un precioso riff de guitarra abre una canción (y después se repite como gancho) de gran hermosura, que comienza tranquila y evoluciona hacia la tormenta. "Razzmatazz", animosa descripción de una escena cotidiana. "Franhenstein´s Daughter", recitado vocal sobre una base musical minimalista, que va cobrando fuerza de forma progresiva hasta desembocar en un rock casi desbocado para recobrar la calma y luego oscilar entre uno y otro estado, y "Crying Creatures of the Universe", un sugerente e inspirador final de poética letra en la que se juega con las estrellas, algunos nombres de mujer y el universo.
"Music from the Underground" es un disco hermoso, que se presta a ser disfrutado con calma y que tiene todo el aspecto de ser capaz de superar el paso del tiempo con soltura. Atemporal, bonito y con un fondo que deja poso. ¿Qué más se puede pedir?.
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