Parecía que el grupo había dicho definitivamente adiós, pero tras diez años de silencio regresan con un sonido totalmente reinventado y con otro magnífico disco.
El guitarrista Adrian Utley, el teclista Geoff Barrow y la cantante Beth Gibbons forman Portishead, una banda creada en el año 1991 en Barrow (en el Reino Unido, una pequeña localidad cercana a Bristol) y que gracias a su debut, "Dummy" (Go! Beat 1994), logró un tremendo éxito en Europa y los Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los principales estandartes del sonido trip-hop, junto a Massive Attack y Tricky.
Aquel álbum era un sobresaliente compendio de canciones angustiosas, construidas sobre crujientes ritmos heredados del Hip Hop, samples de bandas sonoras, crujidos de vinilos, pasajes de theremin y la emocionante voz de Beth Gibbons coronando el conjunto.
Después vendría el álbum "Portishead" (1997, London / UMGD), en el que desarrollaban la misma fórmula, y el directo "Live: Roseland NYC" (1998, London / Umgd), en el que repasan algunos de sus temas más conocidos junto a una orquesta clásica.
Tras ese álbum (y DVD) se iniciaría un silencio discográfico que parecía definitivo, hasta que el año pasado comenzaron los rumores sobre la próxima edición del tercer álbum en estudio del grupo.
Ese disco llegó entorno a la primavera del presente año, se llamó "Third" y en él presentan un sonido totalmente renovado, que busca causar la misma angustia y el mismo stress emocional de sus anteriores trabajos, pero utiliza otros planteamientos musicales: aquí ya no hay rastro de samples de bandas sonoras, ni suciedades de vinilos, ni ritmos de batería arrastrados hermanados con el Hip Hop, pero la voz de la cantante sigue ahí, haciendo claramente identificable al grupo. Y acompañándola un tejido de ritmos repetitivos, guitarras distorsionadas, teclados sinuosos y otros instrumentos que van y vienen, sorprendiendo y a veces aterrando.
Un compendio de ideas musicales que el grupo reconoce deudor del krautrock y la música electrónica pionera y que el periodista Juan Cervera, en su comentario en Rock de Lux (número 263), complementaba acertadamente señalando al free jazz, el post-metal, el doom folk y las bandas sonoras "de películas de escaso presupuesto", como otros referentes útiles para describir esta nueva etapa.
En todo caso, se trata de una reinvención total del sonido del grupo, que consigue estados emocionales similares a los de sus dos primeros trabajos, pero con una paleta de elementos totalmente distinta.
El oyente se sumergirá en el ritmo incesante de "Silence", la atmósfera hipnótica de "Nylon Smile", la melodía folk de "The Rip", la angustia extrema e inquietante de "We carry on", el viaje al pasado de "Deep Water" (con un ukelele, voz y unos ligeros coros, que parecen rescatados de principios del siglo XX), los ritmos distorsionados de Machine Gun", el preciosismo vocal de "Magic Doors" o la amarga despedida de "Threads".
Un puñadito destacado de las once canciones que componen este trabajo, uno de esos discos llamados a perdurar en el tiempo, que ofrece a unos Portishead igualmente capaces de subyugar los sentimientos del oyente y sumirle en estado de tristeza y angustia tan amargo como adictivo, pero eso sí, con un ideario musical totalmente nuevo. Sin duda, uno de los discos más recomendables de lo que va de año 2008.
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