X Festival de Jazz de Ciudad Lineal.
John Medeski: piano y teclados (Hammond, Rhodes, Sintes…)
Chris Wood: contrabajo y bajo eléctrico
Billy Martin: batería y percusión (campanas, caxixis, patos de goma, calimbas…)
La sala rebosaba de expectación, curiosidad y publico ante la segunda visita a nuestro país (la primera a Madrid) de este peculiar trío americano, formado durante una sesión de improvisación (no podía ser de otra manera) en los años de la primera guerra del golfo.
Dentro de la edición de este año del Festival de Jazz de Madrid ha roto con la solemnidad de otras actuaciones de artistas ya consagrados y es que en directo Medeski, Martin & Word se expresan con total libertad. En sus grabaciones ellos mismos definen el sonido como hard, jugando con el nombre de su productor, Scottie Hard, que logra sacar otros aspectos de su personalidad durante la grabación, pero que limita en tiempo y forma al grupo.
La cantidad de influencias: Zeppelín, Zappa, Mingus, John Zorn, James Brown, Sly and the family Stone, Joe Maneri, Uri Cane, el folk, la música africana, caribeña… hace de su divertido directo, un derroche de imaginación y energía en el que improvisan como músicos de jazz con el funk, hip hop, rock, las polirritmias africanas, o los ritmos sincopados del Caribe.
El hombre de las mil teclas, Medeski, enlazaba tema tras tema con sus largas intervenciones cargadas de psicodélica, donde pasaba de un teclado a otro, llevando las riendas del desbocado trío. Cuando la maquina MMW se pone en funcionamiento, parecen venidos de otro planeta. En un arriesgado solo, Wood alcanzó su momento cumbre, sacando sonidos de todas las partes de su contrabajo, golpeando con violencia la caja, pellizcando las cuerda, tocando armónicos prácticamente inaudibles… con una rabia y furia rítmica sin igual. La estructura del evento era la de un concierto de free jazz, interpretando los tres al mismo tiempo sus extravagantes solos, siguiendo patrones diferentes pero expresando un discurso coherente. Destacar también la fusión de ritmos ejercida por Martin, que utilizó sus numerosos juguetes para ello. Patitos de goma, calimbas africanas, el caxixi que se utiliza para acompañar el berimbau. Combinaba todos estos elementos con la batería para crear unas figuras que no solo fueran rítmicas sino que marcaran su propia melodía. Un curioso cha cha cha, cantado por Martin en castellano, fue la única nota difícil de ubicar dentro de la noche.
Sin un momento para el descanso, quitando las presentaciones de rigor, y el típico bis, la actuación de Medeski, Martin & Wood duró alrededor de hora y media y no creo que haya sido de las mejores que han dado estos chicos (no teníamos precedentes en España) Esperamos que la relación entre MMW y nuestro país mejore considerablemente para poder verles por aquí en más ocasiones y que nos contagien su locura musical.
