Nine Inch Nails: Terror industrial

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Una de las cosas que siempre me han llamado la atención sobre NIN es la cantidad de opiniones encontradas que levantan, han sido tachados de comerciales e inaccesibles, de demasiado metálicos y de blandos en exceso, pero la realidad es que son un gran grupo/proyecto.

Nadie nos negará que Trent Reznor es un tío bastante talentoso que ha podido llevarse de calle a la prensa y medios haciendo cosas distintas dentro del mismo rollo a lo largo de sus discos y que tiene una buena legión de fans tanto metaleros como tecnos, hardcoretas o seguidores de los mass media y radio-fórmulas. El caso es que creo que no está de más hacer una pequeña historia de él y sus paranoias, que no son pocas.

Sin duda el señor Reznor tuvo una infancia dura, le separaron de sus padres siendo muy pequeño y todas esas cosas que le pasan a músicos y demás, pero lo cierto es que dudo mucho que esto os interese lo más mínimo, por lo que nos saltaremos toda esta etapa. El chico era muy precoz, y a eso de los trece años ya estaba bastante relacionado con los ordenadores y demás cacharros de ese tipo, comenzando aquí su carrera creativa e introduciéndose cada vez más en el mundo de la música electrónica. Algunos años más tarde se traslada a Cleveland donde, gracias a su conocimiento en cuestiones electrónicas, consigue un trabajo en un estudio de grabación. Es entonces cuando el proyecto NIN empieza tomar forma. Por aquel entonces Trent andaba metido en un proyecto denominado “Excessive Force” junto a el también terrorista industrial Sacha (de KMFDM), pero esta unión no tardará en romperse debido a que NIN absorben todo su tiempo, currando por la noche en el estudio para desarrollar convenientemente su sonido junto a Chris Vrenna, batería y miembro fijo hasta la fecha de NIN. El caso es que tras mucho trabajo de estudio y horas de desarrollar las canciones obtiene como recompensa su álbum debut, un disco que levantará todo tipo de pasiones encontradas. La polémica estaba servida.

Nine Inch Nails “Pretty Hate Machine” es un disco realmente muy influenciado por la música techno en general, con algún que otro tema guitarrero y bastante logrado, aunque no todo el mundo opinase lo mismo. A los mandos descubrimos a Flood (productor de Smashiung Pumpkins, U2, Depeche Mode, etc.) y a Adrian Sherwood, figurando como único miembro de la banda y compositor de todo el material a Trent Reznor, aunque en algunos temas se encuentren músicos como Jeff Ward o Chris Vrenna. A mi realmente me gusta mucho, tiene algo que te hace degustarlo de principio a fin sin que se haga pesado. Su tema bandera fue, sin duda alguna, “Head Like a Hole” ; con sus buenas dosis de guitarras, pero luego tienes cositas que son auténticas joyas, como “Down In It”, “Kinda I Want To” o “Sin”, incluso hay una que es sólo piano y algún que otro sample por ahí suelto, es “Something I can Never Have” y es un tema realmente bonito, no hay otra palabra para describirlo, tiene una tensión emocional que te tira de espaldas. El caso es que el disco era buenísimo y por algo vendió un millón y medio de copias, aunque no todo fue un camino de rosas, ya que Mr. Reznor tuvo sus primeros encontronazos con la prensa, más concretamente con la revista Spin, que al Industrial y la música alternativa no la tragaban, lo mismo que Maximum Rock’N’Roll al Hardcore. La gente de Spin crucificó literalmente a NIN, lo cual no le debió sentar demasiado bien a Trent y sus compinches. Tras todo este feo asunto y la masiva venta del álbum, NIN se embarcan en una gira junto a los geniales Porno for Pyros y los APESTOSOS Guns’n’Roses, lo cual no hizo más que culminar una serie de desgracias que parecían no tener fin y de la que no guardan excesivos buenos recuerdos debido a los escasos cincuenta minutos que les correspondían para descargar, en los cuales aprovechaban para destrozar todo su equipo y parte del escenario. Por cierto, que en directo son una auténtica banda formada por batería, guitarras, teclados, etc. Sus acólitos durante los tours eran fundamentalmente Chris Vrenna en la cosa de la batería, Richard Patrick, Jeff Ward, James Wolay el propio Reznor, los cuales, tal como afirma en los créditos de su siguiente disco, son los que le inspiraron el sonido de éste, sobre todo Richard Patrick, un auténtico cafre de las seis cuerdas.

Nine Inch Nails “Broken” difiere de forma sustancial con respecto a “Pretty…”. Aquí lo que priman son las guitarras fortísimas y un ambiente que desafiaba a los por entonces reyes del metal industrial, Ministry. Salvajismo puro y duro en cortes tan brutales como la inicial “Wish” que es pura bilis con mucha mala leche y una caña realmente bestial, o “Last” que en más de una ocasión te va a recordar a Ministry- También tienes “Happiness in Slavery” un tema con el típico sonido NIN, voz tratada y muchísmos sonidos y ruidos de fondo. “Gave Up” tiene un recorrido claramente Thrash y un desfase final en forma de tormenta sónica difícil de soportar a cierto volumen, un follón de agárrate que vienen curvas. Hay un par de intros al principio y en el medio, “Pinion” y “Helo Me I am In Hell”, las típicas y estúpidas canciones que parece que le gusta tanto meter al Reznor para que pienses que hay más canciones de las que realmente hay. Eso sí, la versión compacto te marcará 99 cortes y es que trae su compensación en los cortes 98 y 99, lo demás son sólo espacios en blanco de cuatro segundos (excepto los seis primeros, claro). Pues estos dos cortes son dos versiones, la primera de Adam Ant y la segunda de Pigface, grupo donde también milita Trent junto a gente de Killing Joke, Silverfish, Revolting Cocks, Big Black y un laargo etc. Los textos siguen en su onda cortante referida a todo tipo de denigración física y psicológica, hirientes y sin contemplaciones. No es casualidad que el video de “Happiness in Slavery” fuera censurado por sus imágenes cargadas de violencia en las cuáles era representada una máquina infernal en la cual un tipo absolutamente plagado de clavos era desmembrado y un mecanismo le iba arrancando lentamente los genitales, una auténtica salvajada sólo comparable con un vídeo que vi hace algunos años de los Skinny Puppy, aunque éste era mucho más variado y bastante más cafre. Pero bueno, volvamos a lo nuestro que es lo que interesa. A pesar del cambio de sonido que sufrió la banda “Broken ” llegará a disco de platino algunos meses después, confirmando a NIN como una de las bandas con más futuro de la década.

Y así llegamos a “The Downard Spiral”, su último trabajo y el que más alto ha llegado en las listas de éxitos, plantándose por delante de gente como Garth Brooke o los insoportables Pearl Jam . ¿Significa esto que se han marcado un disco 100% comercial ?. Ni mucho menos, yo diría que todo lo contrario, estoy seguro que de haber hecho un grupo nuevo este album no hubiera trascendido más allá de la escena industrial por lo difícil de su sonido, no es algo que entre a la primera escucha. Hay cosas que te recordarán la época de “Pretty…” como “Closer”, “I Do Not Want This”, pero en general tanto el propio sonido del disco (mucho más sucio que en los anteriores) como lo impactante de algunos temas te traerá un poco de cabeza al oir “Eraser”, “A Warm Place” o “The Downard Spiral”. A los controles, de nuevo Flood y a la batería el incombustible Vrenna, pero todos los demás miembros son nuevos debido a la deserción de Richard Patrick (que se largó a un proyecto personal denominado Filter) y al fallecimiento de Jeff Ward por sobredosis (el disco está dedicado a él). La nueva formación consta de Danny Lohner (proveniente de los tejanos Skrew), Robin Fink y Adrian Belew (este ha estado con Zappa, King Crimson y David Bowie entre otros, casi ná) encargándose los tres de machacar cuerdas. A los teclados está James Woolay de nuevo, y en un tema colabora Steve Perkins (Jane´s Adicction/Porno For Pyros) tocando la batería. El disco se grabó en la mansión donde Charles Manson montó su ya famosa fiestecita particular junto a Sharon Tate y sus invitados, de ahí han salido títulos como “March of the Pigs” y “Piggy”, y es que al chico le interesan los homicidios y las historietas violentas en general como fuentes de inspiración.

Nine Inch Nails Sobre influencias a la hora de componer este disco reconoce a Bowie, Lou Reed, Velvet Underground y Pantera todo ello combinado con sus propias historias, o sea que te puedes hacer una idea de por dónde van los tiros, hay auténticas murallas de ruido como “Mr. Self Detruct”, cosas de otro palo totalmente distinto como la acústica “Piggy” o la final “Hurt”, que a mi personalmente me recuerda al “Something I can never have” pero no porque se parezca, sino porque es del estilo, con piano y un tema verdaderamente bonito, que no todo es cuero y metal. Te pueden dar mil y una opiniones sobre este disco, pero lo que se puede negar es que es bueno a rabiar, y de comercial nasti.

NINE INCH NAILS: La saga de las remezclas.

Reportaje realizado por Jorge X

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

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