Sôber: Crónica del concierto en la sala La Riviera, Madrid (22/11/02)

Sôber: Crónica del concierto en la sala La Riviera, Madrid (22/11/02)
Protagonista del artículo:
Temática: Estilo:
Redactor:

22 de noviembre. Sala La Riviera (Madrid). 12 Euros.

Dato pendiente

    Hacía ya cuatro largos años que no veía a Sôber en directo y la verdad es que me moría de ganas por ver cómo se lo montaban en vivo los hombres de negro del metal nacional.

    Lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de público joven congregado. Ciertamente, parecía que no había edades intermedias: o gente rondando los veinte, post púberes que supongo han accedido a la banda gracias a la enorme campaña publicitaria de su discográfica, o veteranos más cercanos a la treintena (entre los cuales, ¡ay!, me incluyo), seguidores de éste y otros grupos del llamado nu-metal. Entre unos y otros se llenó la Sala La Riviera hasta la bandera, evidenciando que la banda tiene un poder de convocatoria a la altura de las bandas consagradas.

Dato pendiente

    Con puntualidad empezaron la descarga con el antiguo “La prisión del placer”, en mi opinión uno de los mejores temas de la banda, que sirvió para calentar motores. Después fueron cayendo temas sobre todo de sus dos últimos trabajos, supongo que a sabiendas de que son sus más conocidos, (y vendidos), pero obviando que en sus dos primeras entregas, “Torcidos” y “Metamorfosis” hay perlas que, salvo “Loco” (con el cual terminaron el concierto), dejaron en el cajón de los recuerdos. Supongo que esto también pueda deberse al cambio de tempo que han ido dando en sus dos últimos trabajos, donde se acercan más a los medios tiempos que al trote de los viejos tiempos. Un peligro, pues corren el riesgo de perder a los aficionados más duros a cambio de la gloria entre adolescentes, lo cual es en mi opinión un error, pues ya deberían saber que estos son volubles y caprichosos, prestos a abandonar ídolos cuando otra luz ciega sus mentes, no así como la hinchada rockera, siempre más fiel, aunque menos numerosa.

Dato pendiente

    Dejando atrás estas disquisiciones personales, hay que reconocer que Carlos Escobedo es algo más que una gran voz. Sobre las tablas se sabe el rey del escenario y ejerce una distancia con el público que conjuga bien con estilo sobrio del grupo. Y es que esa es la apuesta del grupo, sobriedad y penumbra. Un escenario desnudo salvo por una elevación donde colocaron al que parece ser, por fin, su definitivo batería y luces de abajo a arriba, resaltando sombras, en los inicios. Luego fueron jugando con rojos y azules, y no fue hasta la última parte del concierto donde no metieron algún color más alegre. Todo siempre en la dirección oscura que se han marcado como línea a seguir.

    Respecto al sonido, parece que los técnicos se olvidaron de Carlos. Desde el primer momento su voz apenas se elevaba de la de la masa que coreaba sus canciones casi desde principio a final, y a mitad del concierto el bajo dejó de ser un sonido grave para pasar a convertirse en un conjunto de ondas chirriantes. Una pena.

    Sôber llevan años trabajando en buscar una línea musical y lírica en la que se fusionaran metal denso pero no demasiado agresivo y letras emotivas. Han conseguido que una discográfica importante crea en ellos y gozan de unos laureles que pocos podrían pronosticar la última vez que les vi sobre un escenario. Viven un momento dulce y lo saben. Pues nada, ¡a disfrutarlo!

Artículo y fotos: Félix Vera.
(Fecha de la publicación: 12/12/2002)

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

Comentarios

Atención: El sistema de comentarios de La Factoría del Ritmo está integrado en Facebook y si los usas, este servicio recogerá y hará tratamiento de datos de datos personales (el mismo que hace al usar Facebook de la manera estándar). Para más información visitar la página de Politica de datos de Facebook y/o nuestra página con la Política de privacidad, protección de datos personales y cookies.