Con la energía de unos chavales, y sin más combustible que unos canutos gratamente compartidos por el público y unos chopos de bourbon, el coñito húmedo de Nashville, subió al escenario vigués a demostrar que son el eslabón perdido de ACDC.
Pocas cosas duran tanto en la vida como una banda de punkrock macarra, que vive al límite, sacando discos cada dos por tres y pateando culos en la carretera año sí y año también. Por que cuando vales para esto y el cuerpo te aguanta exceso tras exceso, y ni tu corazón ni tu culo petan a la primera de cambio e (Más..)