Un gran festival para los aficionados al rock, en el que participaron The Mars Volta, TV On the Radio, Suede, Jack Johnson o The Black Crowes.
La ausencia de Amy Winehouse (más que justificada viendo como ha acabado la cosa) no mermó para nada el nivel del BILBAO BBK LIVE 2011. Música de todos los colores y para todos los gustos durante un fin de semana que reunió a más de 110.000 almas a lo largo de los tres días de festival. Record de asistencia en toda la existencia de este evento. Así lo vivió La Factoría del Ritmo, que asistió a dos de las jornadas.
VIERNES
THE MARS VOLTA: Siempre que afrontas un concierto de esta gente, piensas: “A ver si no se les va la cabeza y hacen algo más de andar por casa”. Visto lo visto, es de ilusos tener ese tipo de esperanzas. Sí, es muy interesante verles hacer esas jams interminables, pero también se echan en falta “canciones”. Claro, tocan “Inertatic ESP” y se te caen los huevos al suelo, pero si después van siete minutos de pajas, pues como que la cosa baja un poco. Así les compramos…
TV ON THE RADIO: La sorpresa de la jornada. No habíamos escuchado absolutamente nada de ellos y dieron uno de los conciertos del festival. Soul, rock, funk, electrónica… todo mezclado y, en su caso, agitadísimo. Movieron el segundo escenario como una banda enorme e hicieron bailar hasta a los neófitos como nosotros.
VETUSTA MORLA: Conozco a gente que les odia y otra que les adora. Entiendo a ambos… Tienen muy buenas canciones, sólo hay que ver cómo sonaron “El Hombre Del Saco” o “Maldita Dulzura” (ambas de su segundo disco “Mapas”), pero esa manía de jugar con la dinámica y subir las canciones hasta el extremo demuestra, en mi opinión, falta de ideas y de mala baba a la hora de defenderlas en un escenario. Luego, durante el concierto, el tener gente a tu alrededor que aplaudiría hasta un pedo del cantante hace que, sin quererlo, cojas un poco de tirria a este grupo. En definitiva, ni tan buenos, ni tan malos.
KASABIAN: Hora de descansar y coger fuerzas para la recta final del día. Les vimos sentados y desde la distancia, pero sonaron muy fieros y movieron al personal. Más electrónicos y bailables de lo que recordaba.
SUEDE: Vamos a ver… que alguien me explique qué come Brett Anderson, porque está exactamente igual que hace 15 años. Es algo que maravilla y asusta a la vez. En cuanto al concierto en sí, a mí nunca me han gustado demasiado Suede, pero sí es cierto que la banda contagia su energía en directo.
Anderson no para quieto ni un segundo y clava cada nota. Tocaron los clásicos, es decir, “So Young”, “Beautiful Ones” y “Animal Nitrate”, entre otros, y sonaron a gloria. Fuimos a verles por cumplir y salimos bastante satisfechos.
KAISER CHIEFS: Sin duda, los triunfadores del día. Ya salieron a darlo todo con “Everyday I Love You Less And Less” y, a partir de ahí, un concierto sin concesiones. ¡Temazos y sudor! “Never Miss A Beat”, “Ruby”, “I Predict A Riot”… Himno tras himno sin tiempo para respirar. Ricky Wilson se reveló como EL FRONTMAN, calentando al público, jugando con las cámaras, saltando, corriendo, gritando… Luego, ese rollo hooligan que tienen, con esos coros y esa actitud de “voy a liarla” durante todo el concierto, les hace aún más disfrutables. Con “The Angry Mob” se despidieron, para volver unos minutos más tarde y rematarnos con “Oh My God”. Uno de los conciertos del verano.
SÁBADO
M CLAN: O la banda de acompañamiento de Carlos Tarque. Mucho de lo nuevo (“Roto Por Dentro”, etc…) y casi nada de lo antiguo (Tan sólo “Perdido En La Ciudad”). Como Big Band de soul-rock, con teclados, sección de viento y demás, funciona a la perfección, pero estos no son los M CLAN que yo conocí allá por el 95, aquellos que me encandilaron con aquel R&R de muchos quilates. Entiendo que los años pasan y las personas (y por lo tanto los grupos y su música) también cambian, pero, joder, un poco de consideración con los fans de antaño no está de más. Concierto descafeinado y más orientado a la intimidad de una sala que a la visceralidad que se le supone a un festival.
30 SECONDS TO MARS: Ufff… No quiero ser duro, pero es que me pareció una auténtica basura. Y que nadie se equivoque, porque fui con ganas de ver cómo se las gastaban en directo. En disco, temas como “The Kill”, “A Beautiful Lie” o “Closer To The Edge” me gustan bastante, pero este concierto ha sido de lo peor que he visto en toda mi vida. Para empezar, porque sonaba todo tan enlatado que daba vergüenza. Después, porque esa actitud de estrella que gasta Jared Leto y que quiere disfrazar de falsa cercanía y accesibilidad me dio bastante asquete. Y para terminar, porque allí se vio de todo (Leto subiéndose a la torre de sonido, explosiones de confeti, bolas hinchables gigantes…) menos música. Me pareció más una empresa multinacional (y viendo a muchos de sus fans, una secta) que una banda. Una y no más.
JACK JOHNSON: Muy buen rollo y algún que otro tema interesante, pero a las 23:00 y sabiendo que después tocan BLACK CROWES, un tío con ukelele y sonriendo todo el rato no es la mejor opción. Esperaré a verle con el solete pegándome en la cara y con un mojito en la mano.
THE BLACK CROWES: “Rock & Roll Music”… Eso es lo que dijo Chris Robinson al salir al escenario. Y eso es lo que dieron, ni más, ni menos. “Jealous Again” para empezar y los pelos de punta… Qué sonido, qué sensación… “Good Morning, Captain” y “Soul Singing” sonaron grandes, con una personalidad increíble. Un Chris Robinson que parecía estar en una fumada perpetua, bailando y desprendiendo buenas vibraciones en todo momento, fue el anfitrión perfecto para la velada. La ya mítica versión de Otis Redding, “Hard To Handle”, una mágica “She Talks To Angels” y “No Speak No Slave” dejaron paso a “Remedy”, que puso el punto final a un concierto de banda mítica. Menos mal que estaban ellos para salvar el día. ¡DIOSES!
Enlaces de interés:
Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo Número 25 (sección: Reportajes).
