No cabe duda de que José Carlos Molina es un tipo singular.
Mucho ha llovido, y aunque su metal se ha ido quedando un poco acartonado, la esencia, esa música centenaria, sigue más viva que nunca en La Taberna Encantada.
Pero ¿qué es “La Taberna Encantada”? ¿es acaso otro unplugged más? Ni mucho menos, es una revisión del creador hacia su propia obra. En este caso, Molina se ha desecho del cascarón metálico de Ñu y a mostrado sus viejos temas como podrían haber sido si estuviéramos en otra época, en una era de tabernas mágicas, caballeros enamorados y trovadores rebeldes; ese mundo que el flautista de la cabellera rubia lleva recreando desde finales de los 70.
Pero volvamos a cuestiones más cercanas. Este disco está lleno de violines, guitarras, flautas y elementos acústicos que le deberían hacer atractivo para un gran espectro de público. Por eso no entiendo muy bien el hecho de haber incluido “Ñu” como parte del título, pues si bien llevará a seguidores del grupo a las tiendas, creo que va a echar a mucha gente para atrás a la hora de escuchar sin complejos este disco. De hecho, a mi me ha pasado: enseñarle el disco a alguien y que me digan ¿pero Ñu no es heavy?
Pues no, a lo largo de la hora larga que dura el compacto se suceden ritmos más o menos celtas, yo diría que celtíberos (no olvidemos parte de nuestros orígenes), mezclados en alguna canción con tonos más árabes (insisto, no hay que olvidar de dónde venimos) que son todo menos heavy, rock, pop o chá-chá-chá.
Destacar del disco no sólo el clásico “El flautista”, la canción más “saltarina” de Ñu, sino auténticas delicias como “El juglar” o “No hay ningún loco”, genuinamente medievales y que me siguen cautivando como la primera vez que las escuché; o “Danzarina privada”, un ejemplo de su vena más mozárabe. Resaltan así mismo “La taberna encantada” y “A través del tiempo” las piezas instrumentales que abren y cierran el disco, y que son ejemplo de los sonidos por los que se mueve José Carlos Molina. También reseñar la más alegre “La danza de las mil tierras”, (a pesar de la aventura vocal del inicio del tema) muy bailona, y desde luego, la canción más “irlandesa” de la galleta.
En resumen: un disco no sólo para peludos recalcitrantes, sino para un público, y consta que cada vez hay más, abierto hacia músicas más tradicionales. Ahora que parece que la música celta está de moda, no estaría mal que aparte de escuchar grupos con un montón de vocales con diéresis, nos llevemos al oído este magnífica pieza de música sin estrés, cautivadora e intrigante que es “La taberna encantada”.
Finalmente, me veo en la obligación de dejar escrito la ya vieja opinión de este aprendiz de crítico, y es que la música del señor Molina ganaría enteros con otra voz. Esto no es nuevo, lleva años abusando de retruécanos vocales que para mi gusto siempre le han sobrado, aunque con el paso del tiempo uno termina acostumbrándose. Y es que, con los trece instrumentos que toca en este disco digo yo que ya es bastante ¿no?. Pero, claro, ¡a ver quién es el valiente que se lo dice!!
Extracto del tema El juglar extraído del CD La taberna encantada de Jose Carlos Molina – Ñu
11 KHz. Sonido mono.
Formato MP3. 40 segundos aproximadamente. 114 Kbytes
Por cortesía de A la caza del ñu producciones .
Comentario por Félix Vera
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