La otra cara del concierto de Santana en Madrid

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Hace unos días recibimos en nuestra redacción una carta escrita por uno de los miembros del grupo de rock rosapantopon.com/musica.html">Rosa Pantopón en el cual nos daba su versión del concierto que ofrecieron a finales del pasado mes de septiembre entre otros Carlos Santana o Bebo Valdés y El Cigala, la cual no coincide mucho con la descripción del evento que apareció publicada en el diario ABC (curiosamente organizador del evento). En aras de la pluralidad, nos hemos decido a ofrecerlos, para que cada uno saque sus propias conclusiones.

El pasado miércoles 24 de septiembre de 2003, pude asistir al concierto del artista SANTANA (Fiesta del centenario de ABC), celebrado en la plaza de vista alegre, durante el cual se produjeron varias situaciones que desde luego no reflejan los redactores del diario ABC (ver enlace al final del artículo).

El primer problema y el más importante, fue el bochornoso sonido. Desde que subieron a escena Bebo Valdés y El Cigala, todos nos sorprendimos del escasísimo volumen y de la poca calidad del sonido. Incluso los propios artistas reclamaban con gestos algo de volumen para poder oírse.

Después de haberles escuchado en el festival de Jazz de San Sebastián, con un sonido excelente, era patético ver cómo redujeron su actuación al mínimo para no quedar en ridículo. Al excepcional Javier Colina (que tocó el contrabajo) no le escuchamos NADA y a de El Cigala apenas pudimos diferenciar una palabra. Posteriormente subieron Niña Pastori y Raimundo Amador, que apenas tocaron unos minutos por los mismos motivos. Incluso Raimundo lo comentó al principio de su actuación, justificando así su corta presencia. Vergonzosos fueron los múltiples acoples durante las actuaciones de todos los teloneros.

La actuación de Santana sufrió problemas similares, ya que aunque el mayor volumen eliminó parte de las resonancias, el bajo seguía sin escucharse, las percusiones eran la décima parte de lo que veíamos por las pantallas de vídeo, y para colmo el concierto comenzó con Santana haciendo aspavientos ya que no se escuchaba su guitarra. Claro que tampoco él se escuchaba y tuvo que abroncar a los técnicos del escenario. Es decir, imaginen un concierto de Paco de Lucía en el que no se escucha a Paco de Lucía. Ver a Denis Chambers, fabuloso batería de Santana, y no poder escuchar la riqueza tímbrica de su mano izquierda y los mil y un detalles de su ride, es un auténtico escándalo.

El segundo problema a reseñar es el de la seguridad. Para empezar, cuando entramos al recinto vimos personas con botellas de cristal, jactándose de burlar la seguridad. Pero eso no era nada comparado con la peligrosidad de la ÚNICA entrada a la arena. Es decir, para miles de personas, la única manera de ir al servicio o símplemente salir a tomar el fresco era pasar por una puerta. Pese a los esfuerzos de los miembros de seguridad, varias personas tuvieron que ser sacadas en volandas para evitar males mayores. También pudimos observar a carteristas en acción, sin ningún pudor. Y el juez Garzón, creyéndose seguro, estaba viendo la actuación tan tranquilo, cuando no estábamos seguros ni los anónimos ciudadanos.

Por último (que recuerde), no hay que olvidar el timo del bar. Una botella de agua o un refresco costaban 2 euros (332 pesetas). Un vaso de cerveza 3 euros (500 pesetas) y un mini o litro de cerveza 8 euros (1331 pesetas). Ahora nos explicamos el celo de los de seguridad en buscar latas entre nuestros enseres (sin éxito). La próxima vez tendrán que cachearnos, como hacen ya en EEUU.

Si no es el lugar más adecuado, prohíban la celebración de conciertos en recintos así, pero no engañen al público (y a los artistas). Por ejemplo, está prohibido hacer corridas en el auditorio nacional, ¿o no? ¿Qué ocurriría si, aún celebrándose una corrida en tan pintoresco lugar, no hubiese una UVI móvil para evitar muertes absurdas? Si ya parece absurdo hacer un concierto en un lugar inadecuado, si se hace al menos que se cumplan unos mínimos de calidad y seguridad.

A los responsables del artículo enlazado al final de esta crónica, les sugiero que cuando hagan una crítica de un espectáculo, por favor, acudan a verlo. Por favor, escriban una rectificación pidiendo disculpas a los lectores y a los asistentes al espectáculo. Así su credibilidad no quedará más en entredicho aún.

De todo esto le informo para verguenza y escarnio de la profesión del periodista, y para denunciar el engaño que supone para público y artistas el basar los espectáculos sólo en el beneficio económico y no en el desarrollo cultural.

Crónica del concierto aparecida en el diario ABC:

http://www.abc.es/centenario/calendario/37.asp

Comentario: Rosa Pantopón
(Fecha de publicación: 20/11/2003)

 

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

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