Durante dos horas Sunn 0))) removieron nuestras entrañas y órganos vitales. La intensidad y la tensión que crean, está a años luz de cualquier otra propuesta. La parte final con trances demoníacos propios de misas negras, fue la guinda a una noche extraordinaria.
Sería de desagradecidos empezar la crónica de este concierto sin poner de manifiesto el compromiso del colectivo Sinsal con la escena musical gallega, más en concreto con la ciudad de Vigo. En los años que llevan trabajando, por puro amor al arte y sin apenas ánimo de lucro, han convertido a la ciudad olívica en una sede más por donde pasan los mejores grupos del mundo en sus respectivas tendencias. Folk, indie, electrónica o dron como sucede en el caso de Sunn 0))), dejan pasear a sus mejores exponentes por los escenarios vigueses. Sólo esperar que sigan durante muchos años manteniendo esta política de conciertos y programaciones. Semanas antes ya empezaron a correr rumores sobre el equipo sonoro que Sunn 0))) exigía para su concierto en Vigo. La exagerada cifra de veintidós mil wattios nos ponía en alerta, y la nota de prensa enviada al Faro de Vigo el mismo día del concierto ponía el punto sobre las íes. En ella avisaban de la necesidad de traer tapones, o de abstenerse gente con problemas de ansiedad. Nunca antes un concierto trajo medidas de seguridad de antemano, o posibles efectos secundarios. Tal era la puesta en escena que traían, que se necesitaron un par de generadores para proveer al Marco de la potencia necesaria para soportar tal aluvión de sonido y luz.
Eagle Twin encendieron la temperatura de una sala del Marco que se quedó sin entradas. Tal era la expectativa ante la propuesta de dos grupos pertenecientes al sello Southern Lord. Como unos High on Fire embriagados en sueños opiáceos de dron y voces guturales, platicando el amor libre al riff cavernícola, Eagle Twin llenaron un espacio saturado de ansiedad y expectación en el que el público iba y venía en un desdén de inquietud rítmica. Bebiendo de licores destilados en tradiciones de grupos como los Melvins, en riffs propios de math rock o un stoner muy enrabietado, la voz de Tyler Smith puede recordar a los bluesmen más pantanosos del Mississippi. Tras unas veinte baquetas rotas después, Eagle Twin se bajaron del escenario y el humo llenó el ambiente.
Sunn 0))) que nacen como un homenaje a la banda Earth, a su sonido y al de sus amplificadores (Sunn musical equipment) llevan desde finales de los 90 paseando una propuesta de sonido y puesta en escena única en el mundo. Pese a tener una larga lista de discos y colaboraciones, es en directo donde se puede apreciar los motivos que llevaron estos dos americanos, con origen en Seattle pero asentados en Los Angeles, a revolucionar totalmente la escena no sólo del metal, sino de la música en general. Ataviados en largos hábitos de monjes, con humo llenando la sala continuamente, con una colección de amplificadores a sus espaldas, la propuesta de Sunn 0))) trasciende las fronteras de la música e incluso de lo teatral, para acercarse a terrenos inhóspitos de lúgubre naturaleza. Más cerca de una pesadilla que de un concierto, Sunn 0))) no hacen canciones, sino drones de acople infernal. Su evolución es de dos a cuatro miembros, con un componente encargado de teclados, efectos y trombón, un maestro de ceremonias y los dos miembros fundadores y alma del proyecto: Greg Anderson y Stephen O´Malley.
El concierto empieza y acaba con un vibrar lento de guitarra a un volumen atronador. Poco a poco las diferentes piezas del puzzle van encajando. El resultado es un único paisaje sonoro oscuro y denso. Poca luz, mucho humo y mucho ruido. Lo que parece simple, se condensa de tal manera que el resultado final es un remolino vital en el que te cruje el cuerpo. Trascendiendo de la experiencia musical, Sunn 0))) convierten los cuerpos de los asistentes en marionetas de trapo colgadas de hilos de ruido y vibraciones.
Attila Csihar, vocalista del grupo Mayhem en su disco “De Mysteriis Dom Sathanas” (uno de los mejores discos de Black Metal de la historia) es el reverendo de la ceremonia. Presidiendo el escenario, recita, narra, grita, y sobre todo modula su voz en latín o en alemán como un instrumento más. Con registros que van de la música clásica a cantos rituales de tribus, Attila roza el trance y dota a sus compañeros de un hilo común en el desarrollo de las composiciones.
Su puesta en escena es digna de elogio. De las túnicas a la careta (mezcla de Freddie Krueger y Dr. Zoidberg), en la última fase del concierto se enfundó en un traje reflectante con una corona estilo estatua de la libertad, con punteros láseres en las manos. Desde 2007 Attila cuenta con el artista egipcio Nader Sadek para diseñar sus máscaras y atuendos diversos. Con invocaciones estilo “incubus incuuubus” su actuación nos deja un tufillo de mal rollo, que seguro a las almas de los presos que habitan este bonito escenario invitó a un baile macabro entre los allí presentes.
Oídos tapados con capuchas, tapones o dedos, gente que entraba y salía a coger aire y fuerzas. Las quejas de los vecinos de los edificios cercanos al centro organizador por temblores en sus suelos. Los espacios que quedaban libres al lado de las torres de amplificadores. Continúas mediciones del nivel de decibelios dentro de la sala (125 por momentos, el umbral de lo saludable y lo doloroso). Te podrán gustar o no, pero negar a Sunn 0))) la distancia que han ganado en su propuesta, es caer en cinismo sin sentido. La intensidad y la tensión que crean, está a años luz de cualquiera otra propuesta.
Si bien no creemos que la vida sea una competición en la cual hay que superarse perdiendo la perspectiva de tus acciones, la carrera de Sunn 0))) en la música es de una continua superación y mejora. Así su último disco “Monoliths and Dimensions” fue aclamado por la crítica, incluso en medios totalmente inaccesibles para un grupo de estas características. Sin lugar a duda, la cima de su carrera, la máxima expresión de su proyecto. Acoples, líneas de bajo perdidas en esta naturaleza muerta y desolada, abandonada de todo ritmo natural que crea propios patrones en el aislamiento y en la duración. Ritmos orgánicos de madera chirriante o la ansiedad de campanas que también muestran en directo.
Durante dos horas Sunn 0))) removieron nuestras entrañas y nuestros órganos vitales. Como un hidromasaje tenebroso en el que no hubo cabida ni a los aplausos, los silencios ocuparon los espacios vacíos. La parte final, con Attila entregado a trances demoníacos propios de misas negras, envuelto en luces rojas que goteaban por su cuerpo, fue la guinda a una noche extraordinaria que de nuevo tenemos que agradecer a la promotora Sinsal.
Fotos: Jesús Figueirido
