The Blueberries: The West

The Blueberries: The West
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Observaciones: Rock Estatal Records

Primer álbum publicado en España de la banda uruguaya The Blueberries. Rock energético entre el indie, el garage, la psicodelia y el post-punk.

Ya está disponible la nueva referencia americana del sello Collector’s Series. La interesantísima banda uruguaya The Blueberries, firman con el álbum “The West”,una excelente carta de presentación en el estado español, de manos de Collector’s Series, que tratará por todos los medios, al menos de conseguirles alguna fecha, dentro del tour europeo que tienen planeado para este 2015. Además, del conocido sello“under” de marras, también han intervenido en este excelente trabajo, que está a medio camino de sonidos “indie” y garage, donde también hay hueco y se intuyen propuestas más rockeras, psicodélicas e incluso post-punk. Sellos y editores argentinos como Sad Punk, Alborada Ediciones y Revolver Recs, el sello brasileño Pisces Entertainment o el alemán Off Label Records Hauptstr. Además, de la colaboración del Centro Cultural de España en Montevideo. Pero supongo que esto último será posible, gracias a que hay políticos de conciencia de justicia social y a favor de la cultura, no en contra como aquí que nos penalizan en todos los sentidos imaginables, ya podrían tomar nota los mangantes de nuestra “querida España”.

Haciendo un poco de historia, la banda se forma en 2007 y tras laureados discos como el homónimo debut, que fue nominado a los premios Graffiti, como grupo revelación uruguayo en 2010 y algún cambio en la formación, para este disco cuentan con el siguiente line-up: Ernesto Pasarisa (Voz, Guitarra); Joaquín ‘Yonky’ Lucero(Guitarra, coros); Fede From Hell (Batería, coros) y Sofía González (Bajo, coros). El disco cuenta además, con la participación a los controles del internacionalmente conocido músico y productor uruguayo Max Capote, tanto para las sesiones de grabación, mezclas e incluso se involucra con la propia banda y se atreve a meter unos coros en el tema “Día 3000”. Jorge Cancela se encargó de la masterización digital del disco y el cover-art corrió a cargo de Sebastián Gavary y Gabriel Pasarisa.

El disco abre con el “garajero” tema titulado “Sin Nombre”, donde las guitarras van marcando las frases musicales, perfectamente acopladas a las estupendísimas letras y versos que suenan tan bien en su característica lengua española-uruguaya. Para después pasar a temas en inglés como el indie “Push Me” o el roquero “Electric Rays”y luego sorprendernos con un tema con muchas reminiscencias de los 80, que perfectamente podrían haber compuesto junto a cualquier banda de pop-rock de laNew Wave británica. Y hablando de UK, no sé si habrán bebido de distintas fuentes, como parece evidente, pero es curioso que tratándose de un disco que en principio, querían encarar de manera conceptual, cada canción va dando un pequeño giro y en si mismas, hay variedad de modos, formas y estilos que pueden ir desde influencias de bandas de los 60, 70 u 80, hasta nuestros días. Caso sintomático que se da sin duda con la atrayente y envolvente por momentos “We Own The Skies”. “Martina” es otro tema indie muy curioso, donde tiene presencia la voz femenina de Sofía a los coros, que le quedan muy bien entre el garage y el psycho, apoyándose a base de recursos de efectos de guitarras y de voces, como reverb o loops. Hasta se atreven con un simpático country rock “Old Country Lie”, que perfectamente podrían haber firmado junto al emblemático y tristemente desaparecidoJohnny Cash. Con “Newby” recuperan la parte indie pop sin dejar el rock nunca de lado. El bajo que abre a modo de intro el tema “Jodido”, marcará la vertiginosa melodía, para acabar con la anteriormente referida “Día 3000” con una curiosa letra en “espanglish” y disfrutar de la evidente, sabia mano y colaboración de Max Capote.

A continuación detallamos el texto que preparó la banda para complementar al disco que jamás deberías dejar pasar:

“Llegar a una ciudad sin nombre esperando encontrar algo que te saque por un momento de la miseria de una realidad tediosa y no encontrar más que caretas colgadas de una pared. Placer en pequeñas dosis amarillas que relajan la vida y parten el cerebro en dos comienza siendo un goce para convertirse en una pesadilla envenenada por seres desconocidos despilfarrando epifanías. El Oeste, The West. The truth is out there, ese es el lugar. No acá. Esta ciudad no ofrece más que fábricas de falsos dioses. En el oeste es distinto, ellos saben, saben la verdad. Vienen de muy lejos, son dueños del cielo y patrones del lugar. Son luz y colores, son la vida con ella. Todo era goce y despilfarro, pero no, no aguantó. Se la llevaron o ella se fue. El ácido perdió el sentido, los seres de luz se convirtieron rápidamente en alimañas rastreras en busca de rápido alimento como yo. Hay que volver a la ciudad, ya no sin nombre, pero siendo lo que antes no fui. Los zombies no han muerto, siguen ahí, al firme, esperando, acechando en las esquinas de esta ciudad desértica. Esto está muy jodido, no queda solución. Que caiga fuego del cielo, bienvenidos al Día 3000.”
 

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: ).

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