The Chemical Brothers: Dig Your Own Hole

The Chemical Brothers: Dig Your Own Hole
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Las modas son una mal necesario de la sociedad actual para que el individuo pase la menor cantidad posible de su tiempo pensando en determinadas cosas, no sólo en el terreno musical es mucho mejor darlo todo hecho que fomentar la iniciativa de un colectivo de personas, pero a las modas también hay que reconocerles los pocos aspectos positivos que tienen.

Uno de ellos es que te proporcionan la oportunidad de acercarte a cosas que por ti mismo nunca hubieras tenido la ocasión de oír y de conocer ciertas escenas que te pueden resultar completamente extrañas, luego ya llega la capacidad de discernimiento entre lo que es bueno y lo que es malo, algo que desgraciadamente no tiene o tenemos la mayoría. Este año se pusieron de moda The Prodigy, y por extensión toda una serie de bandas más o menos afines como pueden a ser Underworld, Orbital o los que nos ocupan, The Chemical Brothers; el año que viene les tocará a otros nuevos reyes del estallido MTV y de nuevo se cumplirá el viejo dicho de “la luz que brilla con el doble de intensidad dura la mitad de tiempo” (Blade Runner). Dejando de lado todo este pajeo mental más propio de revistas autocomplacientes que de fanzines guerrilleros debo reconocer que este disco me ha gustado mucho más de lo que esperaba, tiene un contenido brillante, fresco y mucho más variado de lo que cabría pensar oyendo sus singles, que quizá representen la parte más accesible y menos interesante del “grupo”. No se puede negar que “Setting Sun” es de efecto inmediato a tus neuronas, muy ruidosa y percusiva, además de ser del las pocas que tienen un notable desarrollo vocal (a cargo de uno de los odiosos hermanitos Oasis), pero los frenéticos ocho minutos de “Elektrobank” y el ritmo desatado en “Dig Your Own Hole” están a su altura, veremos cual se encarga como próximo sencillo. En otro nivel menos impactante para las radiofórmulas estarían “It Doesn’t Matter” y “Don´t Stop me to Rock”, sin duda especiales para el trance colectivo dentro de la pista, el jugueteo rítmico de “Piku” y la base ácido/funk que estructura “Lost in the K-hole” con una melodía casi líquida. Y cerrando el disco dos cortes muy especiales o espaciales, como quieras, “Where Do I Begin”, ensoñaciones guiadas por la voz de Beth Orton que se oscurecen antes de derivar hacia “The Private Psychedelic Reel”, pequeño universo plagado de sitares, vientos y gaitas convenientemente adaptadas que te dan la sensación de estar saliendo de la atmósfera hacia el hiperespacio, quizás para entenderlo haya que saber que el Reel es un baile tradicional escocés, por ahí van los tiros salvando las distancias. Por cierto la parte central de este tema es la sintonía del Cyberclub, un programa de Telemadrid para críos, y la parte final de “Elektrobank” se usó para un anuncio, ese en el que aparecía una tía corriendo descalza por las paredes de una montaña y delante de un río de lava. Lo dicho, quitaros de encima los prejuicios por que esto merece la pena, y por mucho que digan los enteradillos que esta gente lo único que hace es samplear prefiero “Dig Your Own Hole” a “The Fat of the Lamb” de largo.

Comentario por: Jorge X.

Este artículo fue publicado originalmente en La Factoría del Ritmo (sección: , ).

Sobre los autores del artículo:

Jorge X
Amante de la música, batería y ex-vocalista en grupos de metal extremo. Sus amplios gustos musicales solo son comparables con sus amplios conocimos de géneros como el jazz, el Hip Hop, el metal o el hardcore.

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